Volver a estudiar tras haber dejado el colegio es un reto que combina barreras personales, sociales y económicas. En el Perú, según datos de ESCALE del Ministerio de Educación (Minedu), la tasa interanual de deserción en 2024 fue de 1,2 % en primaria y 0,8 % en secundaria, lo que representa a decenas de miles de estudiantes que no retornaron al sistema educativo entre 2023 y 2024.
La Defensoría del Pueblo también alertó que alrededor de 46 000 alumnos abandonaron sus estudios entre 2022 y 2023, muchos de ellos a causa del embarazo adolescente. Frente a esta realidad, especialistas destacan que el acompañamiento comunitario y familiar es clave para que las personas puedan reincorporarse y culminar su educación.
“Volver a estudiar no es sencillo. Quienes lo intentan enfrentan horarios complicados, temores y la idea de que ‘ya es tarde’. El respaldo cercano de la familia o de referentes comunitarios puede marcar la diferencia”, afirma César Dávila, promotor del CEBA César Vallejo.
El especialista propone acciones concretas para apoyar el retorno educativo:
- Generar espacios de confianza para que la persona exprese sus miedos y recupere su autoestima.
- Informar sobre alternativas flexibles como los CEBAs, que ofrecen horarios nocturnos o de fin de semana y certificados oficiales del Minedu.
- Celebrar cada avance, evitando comparaciones y valorando el esfuerzo personal.
- Brindar apoyo práctico en matrícula, estudio o cuidado de hijos.
- Respetar el ritmo individual, acompañando con constancia aunque haya pausas o retrocesos.
“Cada vez que una persona vuelve a estudiar, se reactiva una esperanza. Hemos visto madres que regresan con sus hijos, trabajadores que terminan el colegio los fines de semana y jóvenes que creían que no era posible. Pero sí se puede”, resalta Dávila.
Más allá de abrir oportunidades laborales, retomar la educación fortalece la autoestima, reconstruye redes comunitarias y fomenta una ciudadanía activa. Apoyar este proceso es apostar por un futuro más justo e inclusivo.