Reportaje: La muerte está a la vuelta de la esquina
Reportaje: La muerte está a la vuelta de la esquina

La muerte pasea a diario por las grandes metrópolis como Lima: un accidente de carretera, un asesinato, un suicidio. La muerte recorre sus calles y habitaciones, a veces inadvertida, otras no tanto. La muerte se pierde, con frecuencia, entre las estadísticas frías, vacías y aisladas que genera una ciudad como la capital peruana.

Aquellas cifras, que ocultan el dolor ajeno, esconden también un instrumento capaz de frustrar lo que parece inevitable. El final de una vida se puede evitar hasta cierto punto con la intervención humana, siempre que la lectura de los datos recolectados sea correcta y oportuna.

Esta tarea está lejos de cualquier ejercicio místico o de adivinación, porque tiene bases científicas que ya se aplican en el Perú.

Diagnóstico. Durante los tres primeros trimestres de 2015, según el Observatorio Metropolitano de Muertes Evitables, en Lima se produjeron 773 defunciones por “causas externas”, es decir, que pudieron prevenirse si se hubieran aplicado los instrumentos adecuados. Esa cifra es 10% mayor a lo registrado en similar periodo del 2014, cuando se contaron 704 fallecidos (al cierre de ese año se llegó hasta 934 casos).

Del total de fallecidos en 2015, el 42% se produjo en accidentes de tránsito, el 38% por homicidios y el 20% corresponde a suicidios. Aunque el primer grupo de muertes aún es elevado, ya no es el predominante (ver infografía).

Al analizar estos datos durante los últimos cinco años, el Observatorio halló una tendencia poco alentadora: se redujeron las víctimas en las pistas y la cantidad de muertes por mano propia, pero aumentaron los homicidios violentos.

José Ñañez Pérez, integrante del Observatorio, explicó a Correo que el consumo de alcohol y drogas también ha crecido como factor vinculado a muertes. Entre enero y setiembre de 2015 se registraron 421 decesos asociados a esa causa; en todo 2014, dicha cifra fue de 230; mientras que en 2013 alcanzó solo 186.

Soluciones. La categoría de “muerte evitable” no implica, aclara Ñañez, que en efecto pueda impedirse su ocurrencia, pues su definición se acerca más al ámbito de la prevención a nivel social. “En función de los resultados que arroja el análisis estadístico, el Observatorio formula recomendaciones que se traducen en campañas de sensibilización, programas y políticas públicas, así como mejoras de infraestructura vial y urbana”, dice el experto.

Estas sugerencias se realizan para la realidad específica de la jurisdicción estudiada. De acuerdo con la información consignada en el último boletín del Observatorio, los cinco distritos con mayor número de muertes en 2015 fueron San Juan de Lurigancho (69), Cercado de Lima (67), El Agustino (64), San Martín de Porres (57) y Comas (56).

El primero de los distritos también es el que presenta mayor cantidad de fallecidos vinculados al consumo de alcohol (49). Le siguen en esa lista San Juan de Miraflores (34), El Agustino (31), Cercado de Lima (29) y Comas (24). Del otro lado del espectro, las zonas que mejoraron sus rankings entre enero de 2012 y setiembre de 2015 son Los Olivos, San Borja, San Isidro, Pueblo Libre, Santa Anita, y Villa El Salvador.

Compromiso. A pesar de su importancia, son pocos los distritos que han participado activamente en la consolidación del Observatorio. ”Hemos cursado cartas de invitación a todas las municipalidades, sobre todo a las que tienen cifras más preocupantes. Siempre esperamos que puedan asistir”, dice Ñañez. Una de las comunas que sí ha respondido a ese llamado es la de Los Olivos.

Gianello Anaya Olazabal, representante del municipio ante ese grupo de trabajo, explicó que el diagnóstico que obtuvieron en el Observatorio les permitió mejorar sus iniciativas de servicio a los vecinos, entre ellos la seguridad ciudadana. Esa jurisdicción pasó del puesto 9 al 20 en el ranking de distritos con mayor cantidad de muertos.

El jefe de Operaciones del Serenazgo del distrito, Enrique Bueno Aranda, indica que la información les fue de utilidad para mejorar sus planes de acción y dar prioridad a los sectores donde se requiere mayor presencia de los agentes.

Si los resultados, como está comprobado, contribuyen a reducir la mortalidad, ¿por qué los otros distritos no se unen al Observatorio? La respuesta, según Ñañez, es simple: “No le dan la importancia que deberían”.

En consecuencia, la muerte sigue visitando, a diario, la ciudad.

UN RETO PENDIENTE

La finalidad del Observatorio es consolidar una base de datos con información pública que permita mejorar las decisiones de las autoridades.

“El Observatorio nace porque existían dificultades con las cifras de muertes por causas externas. Por ejemplo, la Policía de Tránsito decía que había 90 muertos en un periodo, pero el Instituto de Medicina Legal contaba 98. Eso impedía diseñar programas para reducir los decesos”, explica José Ñañez Pérez, integrante de dicho equipo.

En la actualidad participan en las reuniones de trabajo entidades como el Instituto de Medicina Legal, la Unidad de Investigación de Accidentes de Tránsito de la Policía, el Instituto de Salud Mental, el Ministerio de Salud y diferentes gerencias de la Municipalidad de Lima. También participa el sector privado y la sociedad civil a través de ONG.