En una emotiva ceremonia realizada la noche del miércoles en el Centro Cultural de la PUCP en el marco del II Festival de la Palabra, el Premio Nobel , el cineasta peruanoy el actor, dramaturgo y director teatral Edgar Saba le rindieron homenaje al escritor  (Lima, 1954) por su trayectoria como narrador ejemplar de ficciones.

“Me alegro mucho de participar en este homenaje a Alonso Cueto, por el que tengo mucha admiración y mucho cariño”, manifestó Vargas Llosa al iniciar su intervención.

“Alonso Cueto es un magnífico escritor. Ha escrito novelas, cuentos, ensayos, teatro, y escribe artículos que generalmente son reseñas de libros y que inciden siempre en el tema cultural. Todo lo que hace, lo hace bien, con talento. Sus primeros escritos tenían algo de esa sinuosidad y sutileza compleja de Henry James, pero con el tiempo esa prosa se ha vuelto más limpia, más depurada, más precisa, hasta alcanzar esa especie de invisibilidad que es el ideal de cierto tipo de escritor, un escritor que quiere que sus obras aparezcan directamente vividas, autogeneradas, en las que la vida se mostrara como si no estuviera siendo descrita con palabras”, prosiguió el novelista.

OPTIMISTA. El autor de La ciudad y los perros también resaltó “la buena entraña” que encuentra en Cueto y en la obra de este.

“Cuenta historias terribles, muchas de ellas inspiradas en los años atroces que vivió el Perú a partir de los 80. Sin embargo, en todas sus obras siempre hay un fondo que de alguna manera redime esa historia de hundirnos en la desesperación, en la sensación de que no hay esperanza, de que un país que vive experiencias tan atroces no tiene salvación. No. Siempre hay un optimismo soterrado que aparece al final y que tiene como un efecto redentor en la historia dramática que hemos leído. Yo creo que en esto se refleja en algo la personalidad de Alonso”, señaló Vargas Llosa, quien en ese sentido comparó a Cueto con Sebastián Salazar Bondy.

MÉRITO. El autor de Conversación en La Catedral además destacó en Cueto el “mérito” de haber conseguido ser escritor en el Perú.

“Ha conseguido dedicar lo mejor de su vida, lo mejor de su tiempo, lo mejor de su energía a un oficio que no tiene un asiento social, que todavía sigue siendo una actividad, un quehacer, una vocación, bastante marginal, y por eso es difícil y casi heroico en el Perú ser solo o principalmente un escritor. Y Alonso lo ha conseguido en base a disciplina y a base de esfuerzo. Y así ha ido construyendo una obra que es ya una obra importante, una obra que muy justamente ha trascendido las fronteras peruanas y que ha sido traducida a otras lenguas”, sostuvo el Nobel, quien para terminar enrojeció a Cueto al revelar que este “es un extraordinario contar de chismes” y que ese “arte peruano tan popular lo cultiva genialmente”, provocando la risotada de los invitados.

ASOMBRADO. Cueto se mostró “asombrado, conmovido, agradecido y ciertamente estupefacto por esta muestra enorme de cariño”.

“No merezco ningún homenaje por hacer lo que más me gusta a hacer, por seguir mis obsesiones, por escribir los libros que me resulten necesarios; lo único que hago al despertarme es pensar en seguir escribiendo, aunque no tengo muy claro por qué aún siento esa urgencia”, manifestó el autor de La pasajera, su último libro editado por Seix Barral.

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