Sábado 5 de octubre. Doce del día. El Señor de los Milagros se mueve sobre inmensas olas moradas. Nunca está solo. Una legión de 500 mujeres, entre sahumadoras y cantoras, le abren paso por las calles del Centro de Lima. Caminan de espaldas, con la mirada siempre fija en aquel Cristo que las observa desde lo alto. Cuando las andas avanzan se desatan las plegarias, las emociones y los llantos contenidos de un mar de fieles. Entonces las damas del velo blanco hacen lo suyo, aquello por lo que se han preparado, sábado a sábado, a lo largo del año: lo bañan en cánticos, lo purifican con el aroma del sahumerio, lo protegen. Esta costumbre data de 1671, cuando las primeras mujeres del Señor eran las criadas de las familias aristocráticas. Cuenta la historia que, en estas fechas, ellas debían vestir trajes de seda y cargar ostentosos pebeteros de plata labrada para adorar al Cristo de Pachacamilla. Desde entonces perdura la tradición. Este viernes 18 el Cristo Morado volverá a salir a las calles. Delante de él, como cada año, estarán sus damas fieles. Fotos: Christian Sierra