En un serio problema institucional -cual resaca de un mal endémico- se ha convertido la borrachera, chupeta o brindis desmedido entre los hombres de uniforme. Esto se desprende de las últimas 35 resoluciones sancionadoras publicadas por el Tribunal de Disciplina Policial (TDP), de las cuales 16 tuvieron un 'ingrediente' en común: el consumo de alcohol.

Es más, Correo Semanal pudo conocer que en este año una docena más de castigos han sido ratificados por el TDP y en los próximos días serán notificados los policías cuya debilidad por la bebida supera las normas de buena conducta.

Esta revista hurgó en los documentos presentados por el grupo de abogados del Tribunal, de segunda y última instancia, en los que el tufillo de las infracciones más recurrentes tienen un olor avinagrado. En la mayoría de casos, los sazonados agentes acaban siendo retirados de la institución por orden, primero, de Inspectoría General de la Policía y, segundo, del Tribunal de Disciplina, que entró en funciones en julio del año pasado. Incluso, superan en número a los que cometen actos de corrupción.

Además, según las resoluciones del TDP, los uniformados borrachos no solo ocasionan accidentes de tránsito, sino también faltan al trabajo y agreden al superior jerárquico al igual que a sus familiares.

EN EL MISMO SACO. Esta droga social no discrimina rango. El máximo grupo evaluador policial, cuyo presidente es el jurista Marco Martínez Zamora, acaba de confirmar los castigos para un coronel y un suboficial.

En distintas situaciones -pero con parecido estado de salud-, los agentes mencionados fueron intervenidos por sus colegas cuando conducían sus respectivos vehículos con signos de haber bebido más de lo permitido.

Así, el coronel PNP Carlos Alberto Bustos Tocon desairó a sus compañeros evitando someterse al dosaje etílico luego de haber chocado su unidad vehicular. Los testigos dieron cuenta de que el policía se encontraba pasado de copas, por lo que el Tribunal decidió ratificar la suspensión de un año sin goce de haber por medida disciplinaria, según la resolución N.° 002-2014.

Un hecho más grave involucró al suboficial de tercera Roberth Marlon Siccha Chacón, quien tras conducir su automóvil ocasionó una tragedia que dejó un muerto. Este efectivo del orden, en un acto que contraviene la esencia de su labor, no prestó el auxilio del caso y prefirió huir a un nosocomio. Luego se conoció que Siccha Chacón estuvo borracho, nunca llegó al trabajo y el Tribunal acabó por expectorarlo de la entidad con la resolución N.° 001-2014.

Existían otros malos elementos en la entidad que lleva el nombre del capitán Alipio Ponce Vásquez. Uno de estos era el suboficial de tercera Juan Córdova Lecca, quien fuera de sí por empinar el codo agredió a un superior. El TDP decidió ratificar su baja.

Similar suerte corrieron Milber Yobany Estrada Sánchez y Pedro Pablo Yovera Chapoñán, al haber incurrido en una infracción muy grave por efectuar actos de violencia contra un agente de otra jerarquía. Los dos uniformados se encontraban ebrios cuando actuaron.

También están los pistoleros, quienes como en el 'Far West', luego de unos huaracazos, empiezan a despertar a los vecinos a punta de disparos al aire. Eso le ocurrió a Antonio Alexánder Chávez Silva, policía que acabó despedido por ser sorprendido en flagrante delito.

LA MALA SALUD. Para el ex inspector de la Policía, general en retiro Víctor Ordinola Ruiz, no cabe duda de que el alcohol es la causa de los principales males de la institución: ausencia laboral, accidentes de tránsito y violencia en el entorno familiar (en ese orden).

Por su experiencia en el puesto de fiscalizador policial, afirma, las tres faltas graves y muy graves cometidas por el personal tienen una semilla macerada. "Yo te puedo decir que de las variables (para sancionar), la más alta es la ingesta de bebidas alcohólicas, y eso desencadena en las otras inconductas, como accidentes de tránsito y violencia familiar. Debe estar en un 10 o 15 por ciento de las sanciones", afirma el oficial (r), quien recalca que estas faltas no son exclusividad de los suboficiales.

Pero el número de casos de agentes sorprendidos libando trago puede subir como la espuma, aunque el falso compañerismo -como factor determinante- frena que las sanciones se disparen. El general Víctor Ordinola cree que hay una "inercia de los jefes que dejan pasar las faltas graves. Si hubiera más exigencia en los mandos intermedios y directos en las comisarías, se corregirían muchas cosas".

"Son muy altas las faltas por ingesta de alcohol (de los efectivos del orden). En la sierra con mayor razón. De las tres regiones, en la sierra se da más por las fiestas patronales", acota el ex oficial policial.

ALTA TENSIÓN. Este caso ha sido abordado por el vicedecano del Colegio Nacional de Psicólogos, Lorenzo Rolandi Cavallero, quien considera que consumir alcohol es una de las manifestaciones del estrés agudo en empleos de riesgo, más aún si laboran tres turnos seguidos (régimen policial de 24 horas de trabajo e igual número de horas de descanso).

"A cualquier persona le va a alterar los nervios. Luego muestran un perfil agresivo, son inestables emocionalmente", sostiene el especialista. Es más, para Rolandi, los agentes que tienen problemas con el licor demuestran una variable de personalidad que no está bien estructurada. "Muchas de esas cosas deben ser vistas desde antes del ingreso a la escuela. Esto se puede prever. El examen psicológico (de la Policía) no es exhaustivo, por eso pasan estas cosas", señala.

GUARDAN SILENCIO. Correo Semanal envió la semana pasada, mediante correo electrónico, una serie de preguntas sobre este y otros temas a la Dirección de Comunicaciones PNP, las mismas que estaban dirigidas al director general de la Policía, Jorge Flores Goicochea. Al cierre de esta edición, no se recibió respuesta alguna.

Como se sabe, el TDP es la segunda instancia administrativa, la cual actúa solo en caso de apelaciones de los sancionados. Un buen número de casos de agentes borrachos se quedan en Inspectoría PNP. Hay un dicho popular que encierra estas inconductas de quienes -se supone- velan por el cumplimiento del orden público y de las leyes: "Dios perdona el pecado, pero no el escándalo". Fotos: E. Alfageme // J. Flores

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