A las 2:30 de la tarde del lunes, al área de emergencia del hospital Manuel Higa Arakaki de Satipo, ingresaba Fernando Salazar, acompañado por agentes de Serenazgo y llevando en brazos a su hijo M.S.R de 8 años. El de II y III grado en el 25% de su cuerpo (rostro, pecho, abdomen, espalda, genitales y el muslo). Su estado era terrible, pues estaba deshidratado y tenía un cuadro séptico. Por la noche a las 8:40 p.m., tuvo que ser ingresado a sala de operaciones para realizarle un cura quirúrgica.

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Fernando Salazar, contó que llegó a visitar a sus hijos a casa de su pareja Leyla Ríos Sanzon (26), en el sector El Milagro del distrito de Río Negro. Cuando llegó escuchó el llanto y los gritos de dolor de su hijo, otro de sus vástagos le contó que hace 10 días, su madre le arrojó agua hirviendo al niño como “castigo” por haber ensuciado la cama.El padre no lo pensó dos veces, pidió ayuda para llevar al niño al hospital y reciba la ayuda que su propia madre le había negado.

Ayer, el pequeño amaneció más tranquilo, ya consiente y con funciones vitales estables, pero aún tenía mucho dolor.El director del nosocomio, Michael Ponce Padilla, indicó que el menor sería referido a otro hospital de mayor capacidad resolutiva.

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Lo trasladan a Lima

Por su parte, el Director Regional de Salud, Dany Matamoros, informó que en horas de la tarde de ayer el niño fue referido a Lima. “Hemos coordinado de forma inmediata con el Instituto Nacional de Salud del Niño para obtener la referencia, y con el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas para el traslado respectivo. El menor ya se encuentra en el Instituto del Niño y podrá recibir atención especializada en el área de quemados” manifestó .

Señaló que Junín cuenta con unidades de quemados en todos los hospitales de categoría III, pero especialmente para pediátricos recién se está implementando. “Sí se les atiende, pero la unidad pediátrica de quemados no solo tiene que ver con la atención del medico pediátrico, sino con el del cirujano pediátrico y el cirujano plástico, con los que no se cuenta en la región” dijo el funcionario.

Normalizan la violencia infantil

La psicóloga Jaqueline Santos, tras conocer el caso y la violencia con la que actuó la madre del menor, aseguró que la violencia física es un constructo social aprendido y hasta normalizado, por lo que los padres confunden, educación, corrección u obediencia con castigo.

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“A nivel socio cultural, en la selva se necesita psicoeducar sobre educación en crianza de hijos, planificación familiar, teniendo en cuenta las estadísticas de embarazos adolescentes, ITS, violencia, etc. sumado a ello la precariedad con la que nacen y viven”, dijo.

Resaltó que en muchos lugares de la región, la calidad de vida de un niño, carece de necesidades básicas y la violencia ejercida por los padres se justifica con la desobediencia y la imitación de conductas aprendidas de los bisabuelos, abuelos, padres, hijos. Incluso desconocen que la violencia es un delito y lo asumen como normal.