A cinco años del huaico que desapareció por completo el barrio “El Arroyito” de Ambo, los sobrevivientes viven a su suerte en la zona de Andahuaylla a donde fueron reubicados con la promesa de una nueva vida.

“"No tenemos agua, el servicio de energía eléctrica, es temporal, tampoco tenemos títulos de propiedad”", dice un tanto decepcionado de sus exgobernantes, Máximo Berrospi Trinidad, uno de los sobrevivientes del desastre natural, que acabó con la vida de 67 personas, de los cuales 40 fueron rescatadas y el resto quedó reportado como desaparecidas.

Máximo, es padre de siete hijos, pero por suerte todos están vivos, porque en la noche del 1 de abril del 2010 salieron de sus casas ante el llamado de alerta.

Algunos que no hicieron caso, al contrario, decidieron subir a la azotea de sus viviendas terminaron sepultados por toneladas de lodo y piedra.

realidad actual. De las 106 familias reubicadas a la zona de Andahuaylla, solo viven 20. El resto, según Maximo Berrospi Trinidad, fingieron ser damnificados para aprovechar las donaciones que llegaron de todos lado, incluso del vecino país de Ecuador.

“"Sin exagerar, 75 personas perdieron todo, pero algunos aprovecharon el dolor ajeno para acceder una vivienda y luego venderla a terceras personas"”, explica el poblador.

El diario Correo llegó al barrio Andahuaylla, ubicado a diez minutos de Ambo, y pudo constatar de cerca el abandono en el que viven las únicas 20 familias, que sí lo perdieron todo en el huaico.

Los módulos de material noble que entregaron a cada damnificado, están deteriorados por el pésimo material que utilizaron para la construcción de las viviendas.

Los techos mantienen humedad, las puertas de tripley de algunas casas están rotas, ni qué decir de los servicios higiénicos que no funcionan, porque no hay agua.

“"Estamos aquí porque no tenemos otro lugar donde vivir, pero algunos que simularon ser afectados tienen casas en Ambo y Huánuco, como es el caso de Elsa Cristóbal Dámaso, quien fue nuestra dirigente”", replicó Máximo Berrospi.