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Emilia Martínez Machari es una de 56 años. Le dicen doctora, pero nunca pisó una universidad para estudiar medicina. Sin embargo, cura males con sus manos y con lo que la naturaleza nos brinda. Dentro de se esconde un singular “hospital” donde los “médicos”, son nativos asháninkas. Se llama Aldea de Salud, está ubicada a cinco minutos de esta ciudad, en la comunidad nativa Bajo Quimiriki.

Allí 17 sabios nativos de diversas zonas de la Selva Central y que conforman la Asociación de Sabios Asháninkas “Antyabiarite” (Asasec) se turnan para atender en cinco malocas (cabañas típicas), donde brindan sus servicios curativas de la manera mas natural y mística, aplicando su conocimiento ancestral.

CURA. Emilia, tiene más de 30 años de experiencia y sorprende con su peculiar forma de sanar, valiéndose de pequeñas barras de plomo que luego de ser puestas al fuego para derretirse, se vierten en un vaso con agua colocado sobre la cabeza de sus pacientes. Luego del chasquido por el encuentro del metal fundido con el agua, la sabia nativa pone sobre un mantel los amorfos pedazos del metal, para dar lectura sobre el mal que aqueja a su paciente y frente a ese diagnóstico, inicia con el tratamiento, que puede ir desde el consumo de un brebaje hasta el unto de pastas y cremas, todo preparado con plantas medicinales de la zona y que muchas de estas solo son conocidas o guardadas sigilosamente en algún lugar del bosque por los nativos.

Otro que es muy conocido en esta Aldea, es don Germán Benavides, un añejo sabio que preside la asociación, él prefiere que lo llamemos por su nombre ashanínka: Shobete sharete, pues lleva más de 40 años como tabaquero y ayahuasquero. Y en su intención de no perder la cultura de sus ancestros es que buscó juntar a los sabios nativos de toda la Selva Central. “No dejaré que muera mi cultura”, nos dice un tanto afligido, ya que es consciente que producto de la globalización mundial los jóvenes asháninkas se alejan y buscan emigrar para estudiar las profesiones que hoy el mundo moderno demanda. En esta aldea, hay muchas otras formas originales y hasta místicas de curar, desde el chacho, mal aire, mal espíritu, artritis, puquio, golpes, hemorragias, hasta, según aseguran los sabios nativos, la próstata, esterilidad, inflamaciones del riñón y colerina entre otros.

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