"Yo creía que era una mala narradora hasta que me atreví"
"Yo creía que era una mala narradora hasta que me atreví"

"Cuando era chica pensaba que todo lo hacía mal, que era la muchacha mala de la historia, como María Emilia Cornejo. Me confesaba y comulgaba, y pensaba que me iba a ir al infierno. Pero no. Resulta que no hay castigo para el tipo de mal comportamiento que tuve. María Emilia terminó suicidándose, yo sobreviví", manifiesta la poeta Marcela Robles sobre las travesuras que le enseñaron luego a ser libre.

La hija del querido cineasta Armando Robles Godoy nos recibió en su departamento para hablarnos de su primer libro de cuentos, Me gustaría realmente que te quedaras, un exquisito texto sobre el amor.

¿Cuánto le tomó escribir su primer libro de cuentos?

Años. Cuatro años. Empezaba y me decía: "No", luego seguía y otra vez me decía: "No". Todos somos inseguros en mayor o en menor medida. El asunto es vencer la inseguridad y hacer lo mejor que puedas.

Uno de los temas principales aquí es el erotismo...

Sí, en sus diversas manifestaciones, que incluye en el amor y en la muerte. En algunos casos es un poco más juguetón, en otros un poco más dramático. El yo como personaje manifiestamente también pasa por mí, en otros no tanto.

¿Y por qué eligió ahora hacer cuentos?

Porque era un reto para mí, incluso cuando empecé a escribir mis primeros poemas, de chica, era una poesía narrativa. Pero siempre me ha perseguido esa idea y yo creía que era una mala narradora, hasta que me atreví a escribir unos cuentos y se los mandé a algunas personas, cuyos juicios valoraba, y me dijeron que les parecía que estaban bien. Y desde entonces fui tomando ánimos, hasta que me aventé.

¿Cómo usted se renueva, de qué se nutre para escribir?

(Silencio). Esa es una pregunta aparentemente fácil de responder, pero no tengo una buena respuesta, y me jode no tenerla. Por otro lado, me alegra no tenerla, porque sino no seguiría escribiendo. Creo en la inspiración. Hay gente que no cree en la inspiración, yo sí, pero sumada a sentarse y escribir, porque eso no te cae del cielo... Creo que es simplemente la intensidad con la que uno vive su vida; o sea, te atreves a vivirla o no. Si te atreves, es absolutamente imposible que no se renueve, porque la vida es como un revolcón de ola del que no sales vivo y escribes o te ahogas. Hasta ahora no me he ahogado, pero sí me he atrevido a todo. He tenido muchas inseguridades, siempre, pero no he tenido miedo. Pero en esa vivencia y en esos revolcones terribles, vividos a fondo, naturalmente que la experiencia literaria se renueva, porque empiezas a ver la vida de otra manera. La gente que no se arriesga a vivir y elige el camino seguro, sensato, políticamente correcto, que es un poco aburrido, creo que es la que menos se renueva en todo, no solo en la literatura. Yo no podría vivir sin escribir, es algo que necesito hacer, es como respirar.

¿Qué representa la poesía para usted?

Como dijo un poeta barranquino, la poesía es "el último reducto del bien". Otro autor también dijo que es "la forma de extirpar el mal. En narrativa puede pasar desapercibida una palabra de más, fluye de otra manera, pero en poesía tienes que ser muy riguroso, buscar la palabra justa, esa que en algún momento te coloca en estado de gracia, al cual ningún otro lenguaje me ha llevado.

¿Hasta qué edad le gustaría vivir?

No quisiera pasar de los 70 años, no quiero vivir 100 años, porque tengo un impulso tanático muy fuerte desde que era chica.

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