Durante la pandemia del COVID-19, la virtualidad fue clave para mantener la cercanía entre familiares y amigos, pero además permitió que miles de trabajos se sostengan en el tiempo.
Con el paso de los años, la gran mayoría retornó a sus centros de labores como antes. Sin embargo, hay un grupo que se aferra a la no presencialidad: Los congresistas de la República.
Y es que los padres de la patria no solo dejan vacíos los asientos en las sesiones del pleno y las comisiones, sino que también protagonizan bochornosos momentos desde la virtualidad.
De acuerdo con información revisada por Correo, en el último quinquenio, los legisladores pasaron al menos 12 situaciones (ver infografía) incómodas que evidenciaron su poco o nulo interés al ejercer funciones.
VERGÜENZA
El incidente más reciente vinculado a la virtualidad ocurrió el último miércoles con el congresista Jorge Coayla de la bancada Juntos por el Perú - Voces del Pueblo.
Durante la sesión de la Comisión Permanente, cuando se votaba la propuesta para modificar el texto único observado de la ley del sistema privado de pensiones, Coayla encendió su micrófono para emitir su votación.
Al activar su audio para votar en abstención, se evidenció que escuchaba el partido entre Real Madrid vs. PSG por las semifinales del Mundial de Clubes.
Hasta el momento, el legislador no se ha pronunciado sobre lo ocurrido.
Sin embargo, existen otros momentos iguales de incómodos desde la virtualidad.

En el 2022, en medio de una sesión de la Comisión Permanente, el congresista Edwin Martínez encendió su micrófono mientras su colega Martha Moyano intervenía.
En el audio se le escuchaba al exacciopopulista interceder por su hijo que tenía problemas con la Policía.
“Pásamelo, pásamelo. Pero al comisario avísale, a quien esté, pásamelo a quien esté”, le dijo Martínez a su hijo.
Después se le escucha hablar con un agente policial.
“Estimado amigo, qué tal, cómo está usted, muy buenos días. Estimado amigo, le habla Edwin Martínez, congresista de la República. Un favor, el conductor es hijo mío. Entonces, no sé qué irregularidad habrá con su licencia, pero él se está regresando a la región”, respondió.
Posteriormente, Martínez trató de desmentir ante la prensa que haya utilizado su cargo para librar a su hijo de una sanción.
“Puede ser un error (haberse identificado como congresista), pero si tengo que pedir un favor por algún hijo mío, lo pediría”, declaró.
Pero sin duda, la virtualidad también demostró el poco interés que tienen los congresistas en las sesiones.
La muestra más evidente ocurrió el 4 de julio del año pasado, cuando el Pleno del Parlamento votaba para otorgar 15 días de plazo a la Subcomisión de Acusaciones del Congreso (SAC) para presentar un informe sobre una denuncia contra Rosío Torres por un caso de “mochasueldos”.
Edgard Reymundo Mercado (Bloque Democrático Popular), conectado a través de la plataforma Microsoft Teams, votó a favor del plazo. Sin embargo, olvidó apagar su micrófono y pocos segundos después dijo una frase que lo dejaría muy mal.
“Estoy votando sin saber nada”, aseguró.

RETORNO
Para José Cevasco, exoficial mayor del Congreso, la virtualidad sí influye en un mayor desprestigio para el Poder Legislativo.
“Creo que los congresistas han perdido un poco el motivo que generó la virtualidad, que fue la pandemia. Esto ya ha sido superado y deben retomar a sus labores habituales”, indicó.
En diálogo con Correo, Cevasco señaló que existen cinco motivos por los cuales la presencialidad se debe retomar en el Congreso.
Primero, la población quiere ver a sus representantes sentados en sus curules trabajando.
Segundo, la política es transparente y no está detrás de una pantalla.
Tercero, la presencialidad mejora el feedback de la comunicación verbal y no verbal, porque los mensajes y las sustentaciones de las posiciones políticas lleguen de forma adecuada a la población.
En cuarto lugar, los procesos de negociación en el Congreso se realizan con rapidez, porque se resuelve, de manera presencial, las dudas que surgen en los debates.
Por último, porque la presencialidad fortalece la institucionalidad y mantiene el debate público, pieza fundamental para la legitimidad del sistema.
Además, el exoficial mayor del Parlamento consideró que existe una comodidad llevada al extremo de parte de los congresistas para trabajar desde remoto.

EXPECTATIVA
Por su parte, el exoficial mayor del Congreso, César Delgado Guembes, indicó la virtualidad es una alternativa que permite que muchas personas puedan realizar ocupaciones y funciones del día a día. Sin embargo, consideró que el problema es cuando esta no se usa de manera correcta y con ética.
“No creo que se pueda regular (la virtualidad), porque la gente va a tratar de burlarla”, sostuvo.
En diálogo con Correo, el abogado no se mostró optimista en que el actual Congreso pueda realizar sus labores de manera ética con la virtualidad, sino que espera que los partidos tengan mejores cuadros para las elecciones del 2026 que utilicen las herramientas de mejor manera.
“La solución es que los partidos políticos nos propongan candidatos con competencias mínimas, que tengan el perfil representativo. También deben tener una labor de difusión o capacitación con sus candidatos”, afirmó.
Además, reiteró que no hay mucho que se pueda hacer por el actual Parlamento.
