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De los once años que tiene como congresista,  ha estado diez en la oposición. Con Alejandro Toledo -y ahora con Pedro Pablo Kuczynski en la cartera de Vivienda- estuvo en el oficialismo. Conoce lo que es estar a ambos lados de la mesa: en el Ejecutivo y el Parlamento, igual que la jefa del gabinete.

El perfil de Bruce es tan técnico como político, y en esa condición no rehúye, en este diálogo, ninguna pregunta. 

El Gobierno no ha formalizado aún el pedido de facultades legislativas, pero ya algunas bancadas, como el APRA, han adelantado su negativa. ¿Cómo evalúa esto? 

En el Congreso solo he escuchado a una bancada oponerse a conceder facultades sin siquiera haber escuchado en qué consistían estas. En fin, es su decisión. Yo creo que las otras bancadas han dicho “explícame, convénceme antes de tomar una decisión”, lo cual es absolutamente razonable. Tenemos claro que el Ejecutivo no puede estar pidiendo facultades amplias en muchos temas. Estas van a tener que ser muy acotadas, pero que nos permitan hacer cosas para la población.

¿Y por qué no presentar proyectos en vez de pedir facultades? 

También vamos a presentar proyectos que se verán en comisiones del Congreso. Nosotros, en Vivienda, vamos a presentar un proyecto de ley para mejorar lo relativo a la fusión de las EPS (empresas prestadoras de servicios de saneamiento) en cada región. Hay regiones que tienen cuatro y hasta cinco EPS chiquitas. No es posible.

¿Puede estar gestándose un obstruccionismo a priori, como teme el portavoz del oficialismo? 

Yo creo que, por lo menos, deben darnos la oportunidad, escucharnos. La primera ministra va a iniciar una ronda de conversaciones. Lo mínimo, antes de emitir un juicio, es escuchar lo que va a decir, lo que piensa hacer el Gobierno. Es una norma en democracia.

¿El gabinete Aráoz es el inicio de una nueva luna de miel con el Congreso? 

Mire, en mi vida política me ha tocado estar del lado del Ejecutivo y del lado del Congreso. Y solo cuando uno ve el Estado de ambos lados, recién uno entiende cómo funciona. Y entiende por qué funciona. Y creo que hoy en día el hecho de que haya cuatro ministros (en el gabinete) que son congresistas va a ayudar a entender mejor cuáles son ciertos gestos del Congreso y qué sentido tiene y cómo afrontarlos con mayor efectividad, y cómo evitar situaciones de conflicto que nos las quiere ni la oposición ni el oficialismo. Creo que con el gabinete presidido por Mercedes Aráoz el riesgo de cortocircuitos se va a alejar. Hay un mayor entendimiento de cómo funciona el Congreso y, por supuesto, cómo funciona el Ejecutivo, y eso nos va a permitir que el sistema, que integramos el oficialismo y la oposición, funcione mejor.

¿Entonces entramos a una etapa de luna de miel o de una convivencia forzada? 

No. No tiene que haber luna de miel. No estamos en romance ni en amoríos… pero sí una relación donde ambos entendemos mejor cuál es el rol que nos compete a cada uno. Y eso nos permite convivir y, sobre todo -insisto-, en medio del rol que nos toca a cada uno, entregarle resultados a la gente. Y no paralizar el Estado, porque el pueblo no nos ha elegido para que paralicemos las cosas. Nos ha elegido para que nos sentemos, conversemos, nos pongamos de acuerdo y hagamos cosas que mejoren su calidad de vida. 

Se le atribuye a Mercedes Aráoz un buen manejo y conocimiento del establishment político local. 

Mercedes es una persona que no es nueva en política. Ha sido ministra varios años y desempeñado varias carteras. Ha sido hasta candidata presidencial. Conoce el Congreso de la República, ha estado un año conviviendo con los congresistas y, por lo tanto, tiene esa visión de los dos lados de la moneda que la ayudan a entender mucho mejor las cosas que ocurren en el Congreso sin que lleguemos a situaciones límite, ¿no?

Las encuestas castigan la confrontación Ejecutivo-Congreso. ¿Esto ha forzado el mejor entendimiento que hay ahora? 

Efectivamente, hubo un jalón de orejas a todos. Se estaba llegando a un nivel de confrontación que ponía en peligro al sistema. Eso no era bueno. Estoy entre los que piensan que por el lado de la oposición no existe un interés de buscar tirarse abajo el sistema, de buscar la vacancia del presidente Kuczynski. Nunca he encontrado esa intención. Sí he encontrado ese rol de oposición, como les corresponde; a veces a todos se nos pasa la mano. 

Hace dos meses parecía verosímil disolver el Congreso. La crisis política llegó al tope con el desplome del gabinete Zavala. Tocamos fondo. ¿Cuál es su balance? 

En esos momentos, hace dos meses, en efecto, se había llegado a un nivel de conflicto que no convenía al país. No voy a entrar en detalles de quién tuvo más culpa. Al final, todos los de la clase política tenemos la responsabilidad de que el país avance y de que el sistema funcione. El presidente Kuczynski, con mucha sabiduría, cuando se produjo la caída del gabinete Zavala, inicia una ronda de consultas con las distintas fuerzas políticas antes de nombrar a su nuevo gabinete, y solo después él conforma el nuevo gabinete que, en efecto, trajo como consecuencia una distensión en las relaciones políticas en el país, y trajo también un incremento en la aprobación de la población. Creo que la crisis fue muy bien manejada por el presidente Kuczynski. 

Usted admitió en abril que indultaría a Fujimori si tuviera la potestad. ¿Fue algo espontáneo o coordinado con el Ejecutivo? 

Fue una opinión personal mía. No fue una conversación con nadie del Ejecutivo. Es más, desde que soy ministro no he visto que ese tema se haya tratado en el Consejo de Ministros. Es una decisión que solo la toma el Presidente de la República y, como es público, lo he expresado siempre. Desde mi punto de vista, una persona de edad, que tiene una condición médica que se empeora debido a la carcelería, no debería morir en la cárcel. Esta es una opinión personal. Y repito que al régimen de Fujimori yo no le debo nada. 

Se dice que el Gobierno evalúa el uso de un grillete electrónico para que Fujimori cumpla carcelería en su casa. ¿Qué hay de cierto? 

No lo sé. Dentro del Gobierno no he escuchado a nadie hablar sobre ese tema.

Alan García ha deslizado que el Gobierno intenta desacreditarlo, aparentemente alentando investigaciones en la Fiscalía y promoviendo escándalos de corrupción, con el fin, a su juicio, de ocultar el fracaso de la gestión. 

Fíjese, a mí me resulta difícil creer que haya personas que realmente estén convencidas de que el gobierno del presidente Kuczynski manipula fiscales o jueces. Todo el mundo sabe que el presidente del Poder Judicial es una persona absolutamente independiente del Gobierno. Que el fiscal de la Nación es una persona absolutamente independiente del Gobierno. Así que nosotros no tenemos la más mínima capacidad, ni deseo, de manipular jueces o fiscales, como se hacía antes. Nosotros no hacemos eso. Yo sé que varios líderes políticos muy importantes tienen acusaciones muy incómodas y que quizá sea lo ideal para ellos distraer la atención achacándolas al Gobierno. El Gobierno no está detrás manipulando fiscales o jueces para complicarle la vida a nadie.

Los gobernadores regionales aseguran que hay demora en la reconstrucción en el norte. ¿Qué piensa al respecto?

Mire, los gobernadores regionales, los alcaldes, los ministros, los tres sectores sufrimos con toda la reglamentación que hay en el sector público para hacer obras. Es algo que nos afecta a todos. Y en el campo de la reconstrucción, donde todo el mundo quiere resultados inmediatos, muchas veces la gente no entiende que hay que hacer expedientes técnicos, que hay que presupuestar para financiar ese expediente técnico, que hay que hacer un concurso, y que, finalmente, si es que nadie impugna ese expediente, lograr la buena pro. Y después de la buena pro recién empieza la obra física. Entonces, eso toma algunos meses. Todos quisiéramos que esto sea más rápido. Pero gran parte de los expedientes ya se están haciendo. Algunos ya están terminados. Se están haciendo las convocatorias para los concursos y muy pronto la gente va a ver la obra física.

¿Hay demora, realmente? 

Hay demora en los trámites, no son rápidos. Así son. Así es el Estado. Sin embargo, si lo comparamos con lo que ha pasado en Pisco, estamos mucho mejor.