Congreso del Perú, elección del defensor Josué Gutiérrez evidenció la convergencia de sectores políticos radicales de izquierda y derecha, según analistas políticos.  

SESION DEL PLENO DEL CONGRESO DE LA REPUBLICA DEBATIO LA INTERPELACION A LA CANCILLER ANA CECILIA GERVASI Y LA PROHIBICION DE INGRESO AL PAIS AL EX PRESIDENTE DE BOLIVIA , EVO MORALES.
Congreso del Perú, elección del defensor Josué Gutiérrez evidenció la convergencia de sectores políticos radicales de izquierda y derecha, según analistas políticos. SESION DEL PLENO DEL CONGRESO DE LA REPUBLICA DEBATIO LA INTERPELACION A LA CANCILLER ANA CECILIA GERVASI Y LA PROHIBICION DE INGRESO AL PAIS AL EX PRESIDENTE DE BOLIVIA , EVO MORALES.

Dos importantes artículos del politólogo Martín Tanaka en torno al “caviarismo” y “anticaviarismo” reavivaron el debate ideológico en torno a este vocablo de procedencia francesa.

Según Tanaka, el término “anticaviarismo” ha dado un salto cualitativo en Perú desde su modesta condición de una expresión coloquial -a inicios del siglo- hasta adquirir la alcurnia de “categoría política”para el análisis, que sería su estatus actual.

En el plano de la realidad política del país, “descaviarizar” el Estado es la agenda común

en la que convergieron grupos conservadores de derecha e izquierda - Perú Libre y Fuerza Popular- en el logro de la cuestionada elección del defensor de pueblo en el Parlamento nacional, asevera el politólogo.

Esta convergencia también habría sucedido para la elección de mayo de 2022 de seis miembros del Tribunal Constitucional.

“Estaríamos ante una categoría relevante, que requiere de un examen más riguroso”, señala en un reciente artículo.

“Pero no se trata precisamente de la convergencia en torno a valores, ideologías bien definidas, lo que podría ser legítimo”, matiza.

“Se trata de una estrategia de copamiento y control de las instituciones, pasando por encima de procedimientos y de exclusión de otros sectores, donde la defensa de intereses particulares juega un papel central”, escribió en El Comercio.

El analista político Jaime de Althaus converge con Tanaka en que “ese anticaviarismo explica la conjunción con Fuerza Popular [y Perú Libre] para la elección del defensor del Pueblo”.

“También, es cierto, comparten la condición de acusados judiciales”, remarca.

Coincide con Martín Tanaka en cuanto señala que los políticos acusados denuncian la bandera de la lucha contra la corrupción como ´caviar´.

“Y lo que tendríamos ahora -dice- es una ofensiva de esos sectores para sacar a los caviares de las instituciones judiciales, en procura de impunidad”.

ACLIMATADO

El término “caviar” ha logrado en Perú una feliz aclimatación desde inicios del año 2000, paralelamente con el surgimiento del “antifujimorismo”.

Pero se trata de una expresión sin rigor conceptual, es decir, tiene múltiples definiciones, matices y variantes, alejadas de su primordial semántica francesa.

La lingüista más reconocida del Perú, Martha Hildebrandt, escribió que esta expresión traduce una francesa equivalente aplicada a los políticos progresistas de familia adinerada.

“Caviar viene del turco havyar, que designa una conserva de huevas de esturión muy cara y –por lo tanto– símbolo de vida de lujo”, precisa.

“En nuestro lenguaje político actual - dice- caviar se ha independizado como adjetivo (”una chamba caviar”) y aun como sustantivo (“los caviares del partido”).

El término surgió en los 80 en Francia (gobierno del socialista Francois Mitterrand) de donde se extendió a Europa y América.

En el Perú se dice simplemente “caviar” para señalar a la “izquierda caviar”.

En Francia se usa “gauche caviar” o champagne caviar por izquierda caviar; en Reino Unido dicen “champagne socialists”; “radical chic” en Estados Unidos;”esquerda Ballantine’s (por el whiskey) Ballantine’s), en Brasil; en Chile, el red set (parodia de jete set); en Argentina, «progre-caviar»; en Venezuela, «boliburguesía» [burguesía bolivariana] que señala a aquellos supuestos socialistas en el gobierno que amasaron grandes fortunas.


INDEFINIDO

En el Perú, las definiciones no gozan de consenso.

En opinión del constitucionalista Ernesto Blume Fortini

“ya no debemos hablar de los caviares sino del cáncer caviar”.

A su juicio, esto alude a una forma de pensar.

“El caviar es un individuo que funge de intelectual -en algunos casos puede serlo, en otros simplemente parecerlo – que maneja una idea muy flexible de lo que es el respeto a los principios, valores, instituciones, derechos. Entonces, acomoda como una goma de mascar cada situación a su conveniencia y siempre se aúpa al poder para disfrutar del poder. Y que no tiene claro el concepto de cuándo su tesis es derrotada, porque no sabe perder”.

El término en el Perú tiene una connotación visceralmente antijumorista, según Jaime de Althaus.

Es un vocablo desacalificador porque “alude a una inconsecuencia moral” de las personas acomodadas con ideas de izquierda o con ideas “progresistas” (derechos humanos, ambientalismo, antirracismo, género, aborto, fuerte regulación estatal).

Para el periodista y analista político Aldo Mariátegui, caviar ese «ese sujeto que defiende los derechos humanos, que se ‘acomoda’ en las ONG donde hace dinero y se siente revolucionario ‘a pesar’ de su condición de ‘blanquito’ [en sentido racial-social] de cierta universidad».

«Los caviares» son una «izquierda blanca» (racial) que «despreció a Patria Roja por cholos», siendo además personas que consumen bienes y servicios caros.

“Yo creo que es una manifestacion lingüística de nuestra precariedad política”, afirma el politólogo Alberto Vergara.

“Es decir, ante la ausencia de ideas, ideologías, articulación de políticas, triunfa la chapa”.

Según Vergara, “caviar” equivale a liberal y en el Perú quien mejor lo encarna sería el Nobel Mario Vargas LLosa y no Hernando de Soto.

Aldo Mariátegui retruca que caviar no es equivalente a liberal. No, no. Es igual a “social confuso”, es decir, no un socialdemócrata o socialprogresista.

Para Pablo Quintanilla Pérez Wicht, doctor en filosofía (PUCP), el término es usado por la derecha “para acusar a todos aquellos que no coinciden plenamente con sus posiciones (…) con el manual o decálogo, que ha determinado que cualquiera que no la asuma es un loco, un demente o un caviar”.

El concepto -apunta Quintanilla - apareció en los 80 en el gobierno de Francois Miterrand y fue usado originalmente por los comunistas y sindicalistas franceses para censurar y criticar “a todos aquellos que no siendo del proletariado podían reclamarse de izquierda”.

Según Quintanilla “acá no lo utiliza ni la izquierda ni el sindicalismo, lo utiliza la ultraderecha”.

A juicio de Martín Tanaka “es casi un lugar común universal la critica a un sector de la izquierda proveniente de sectores “acomodados” que, de alguna manera, se comportaría de manera inconsecuente con su propia retórica, dado su origen social”.

En los 90, recuerda, se usó el término para referirse peyorativamente de una “izquierda miraflorina”.

Pero tal categoría, dice, no fue tomada muy en serio.