Desde las 3 de la tarde de hoy, miércoles 9 de abril, el jefe del Gabinete, Gustavo Adrianzén Olaya, será interpelado por el Pleno del Congreso en torno, principalmente, a la ola de criminalidad organizada y el impacto de los estados de emergencia.
El Congreso tiene previsto formular 43 preguntas al representante del Ejecutivo, quien el martes confirmó su presencia mediante un oficio enviado a la presidencia del Parlamento.
Las preguntas giran también alrededor de los escasos resultados de los miembros del Gabinete, la crisis en EsSalud, la situación económica; la lucha contra la minería ilegal; y su cerrada defensa a la mandataria en los casos Waykis en la sombra, el cofre y Rolex.
El proceso de interpelación al primer ministro ha generado, de manera tangencial, alusiones a un eventual uso por parte del Ejecutivo de la cuestión de confianza en el caso, supuesto, que el Congreso opte por avanzar hacia una moción de censura.
Adrianzén esgrimió la cuestión de confianza la semana anterior.
SI FUESE NECESARIO
“De la misma manera como el Congreso tiene el mecanismo de estación de preguntas, interpelación y censuras, desde el Ejecutivo tenemos la posibilidad de plantear la cuestión de confianza. Son herramientas que el texto constitucional y el reglamento del Congreso tienen, y no vamos a escatimar en el uso de ninguno cuando sea necesario”, señaló, entonces.
El martes, la primera vicepresidenta del Congreso, Patricia Juárez, respondió: “Una cuestión de confianza sería algo apresurado”.
Y subrayó que ese mecanismo se reserva para casos en los que el Parlamento rechaza políticas fundamentales del Ejecutivo.
Según el Reglamento del Congreso, los legisladores tienen la opción de formular moción de censura si consideran que las respuestas durante la interpelación no fueron satisfactorias.