Duberlí Rodríguez: “No solo vamos a juzgar a las sardinas... ”
Duberlí Rodríguez: “No solo vamos a juzgar a las sardinas... ”

Días antes de asumir la presidencia del Poder Judicial, el juez Duberlí Rodríguez nos recibió en una sencilla oficina invadida de cuadros. Algunos de ellos son tan especiales para él, que sus ojos enrojecen al contar cómo llegaron allí. Así, en medio de esa sincera evocación, el magistrado responde con energía a nuestras interrogantes. Entre otras cosas, sostiene que es pura demagogia criticar a los supremos por comprar autos modernos y aclara que no le molesta que le digan comunista.

¿A corto plazo, qué metas se ha trazado para su gestión? 

Mi aspiración a corto plazo es reducir los tiempos de duración de los procesos judiciales de todas las especialidades, pero particularmente debemos avanzar y culminar con lo que está en marcha. La reforma procesal, que se inició en Huaura en el 2006, ya se ha implementado en 28 de 33 cortes en todo el país. Nos faltan cinco. Se diría que falta muy poco, pero aquí están Lima y Callao, que representan prácticamente medio Perú.

¿Y eso cuánto demorará? 

Tiene que culminar el 2018 sí o sí, porque ese es el cronograma. Pero para ello tiene que haber decisión política del actual gobierno de respetar los plazos. Además, esa decisión política tiene que traducirse en inversión económica.

¿A largo aliento qué implementará?

Tengo una reforma de muy largo alcance. Sé que va a ser lenta, pero mi sueño es dejarla por lo menos a la mitad. ¿Cuál es? El expediente judicial digital: incorporar toda la tecnología moderna a los procesos judiciales. Pero eso también tiene un costo elevado.

¿De cuánto estamos hablando?

El MEF nos respaldará con un préstamo del Banco Mundial de más de 200 millones. Sin embargo, este dinero está previsto que se desembolse recién para el 2018. Es ilógico. Entonces, bajo la figura del “financiamiento retroactivo”, como hay un compromiso de préstamo, el Gobierno nos adelantará el dinero que luego se le pagará con el préstamo. Mientras tanto, el Poder Judicial no se quedará de brazos cruzados.

¿Qué harán? 

El propio Poder Judicial también tiene que desarrollar iniciativa. ¿Cómo? Sacando de ciertas partidas, sin incurrir en delitos. Así tenemos los 6 millones (necesarios).

¿Es decir que para el 2017 se van a ajustar los pantalones? 

Sí, pero no nos afectará mucho porque nuestro presupuesto es de 2056 millones. Los seis que vamos a usar para este proyecto no es algo que afecte mucho.

Ahora bien, ¿hablar de ahorro y ajustes no es contradictorio con la compra de autos caros para los jueces supremos, habiendo en el mercado algunos más baratos? 

En primer lugar, la renovación de flota vehicular estaba presupuestada. Esos autos que teníamos eran casi de seis años. Aunque parezca mentira, los autos ya no tienen un pronóstico de vida larga. Los vehículos estaban inservibles. Entonces, en la gestión de Enrique Mendoza se hicieron los trabajos para la licitación. Hubo una comisión de jueces supremos, encabezada por el doctor Lecaros, para ello. En la presidencia del doctor Ticona finalmente se compraron los Lexus.

¿No cree que son demasiado lujosos? 

Se critica que los asientos son de cuero. ¡Oiga, en los Nissan que teníamos también eran de cuero! Eso me parecen minucias. Por otro lado, cuando comenzaron a decir “¿Por qué esos automóviles?”, por los Lexus, yo dije que nosotros somos jueces de la Corte Suprema que tenemos la categoría de ministros de Estado. Yo preguntaría qué carro tienen los ministros. Va a ver que son iguales o mejores a los que nosotros tenemos. Entonces, es un maltrato. Es un acto demagógico el pretender que los jueces supremos tengamos que andar en combi o tengamos que andar en mototaxi.

Pero hacia afuera la visión no es buena. La ciudadanía tiene que entender que eso no es propiedad del juez, sino del Poder Judicial, y el día que nos vamos no nos llevamos ni una llanta. No tenemos el privilegio que tienen los generales del Ejército, que se van con su vehículo, con su chofer y hasta con el jardinero.

¿Qué pasará con la sede de la Sala Penal Nacional?

Este año sí vamos a reconstruir la Sala Penal Nacional en la avenida Uruguay. Eso ya está financiado y será el primer edificio ecológico.

¿Y orgánicamente cómo quedará?

Lo que pasa es que la Sala Penal Nacional no está dentro de la estructura del Poder Judicial. Es una sala advenediza que se creó como una situación de emergencia en la época del terrorismo. Ahora está monopolizando todo porque es competente en lavado de activos, delito tributario, tráfico de drogas; es decir, especialista en todo y a la vez especializada en nada. Hay que restringir la competencia, y esa es una suerte de reorganización.

Pasando a otro tema, ¿qué hará el Poder Judicial para afrontar el megacaso en que se convertirá Odebrecht? 

Hemos previsto la creación de un subsistema. Le llamaremos el Subsistema de Justicia Especializada en Delitos Contra la Administración Pública. La Fiscalía tiene sus fiscales especializados. La Policía también tiene (agentes especializados). Nosotros también debemos tener.

¿Especialistas en delitos internacionales?

Jueces que sepan perfectamente qué es peculado, qué es enriquecimiento ilícito, qué es soborno internacional, porque ahora el delito es transnacional. Este subsistema lo deben formar la Sala Penal de la Corte Suprema, la Sala Penal Nacional y las salas especializadas de cada corte, y habrá un coordinador.

¿Garantizan así que todo se procese debidamente? 

Para casos de gran envergadura, como los que van a venir, necesitamos gente muy bien preparada, que sepa analizar una pericia contable, los indicios de actos de corrupción. Aquí no es que solamente vamos a juzgar a las sardinas; si hay tiburones, tendrá que juzgarse a los tiburones, y si hay que condenar, con mucho escrúpulo.

¿A qué se refiere con mucho escrúpulo? 

A que nosotros no vamos a condenar solamente con colaboradores eficaces. ¿Qué es la delación premiada? Que un delincuente, para limpiarse, embarra al otro. Entonces, ¿usted cree que es suficiente para condenar? No, es solo un indicio. Solo es prueba sospechosa y la evaluamos. La ley dice que una colaboración debe ser corroborada con pruebas independientes.

La cercanía a la magistrados es importante. ¿Dialogará usted con los jueces de menor jerarquía?

Yo voy a escuchar a los jueces, yo no soy un mago que tenga una fórmula mágica. No se puede decir “Duberlí, presidente del Poder Judicial, empieza su gestión y resolverá los problemas del Poder Judicial”. Eso no es verdad, yo también tengo mis limitaciones.

¿Eso resolverá la visión de un Poder Judicial corrupto?

Primero debo decir que yo confío en los jueces, pero si algún juez mete la mato, debemos tener mano dura. Zanjar con ellos. Yo ya he hablado con ellos y les he dicho que deben ser los primeros soldados en la lucha contra la corrupción. Por ejemplo, mis secretarios de confianza están advertidos. Si hacen arreglos con estudios de abogados, o venden información, al día siguiente ya no están conmigo.

¿Qué es lo que espera para el Poder Judicial?

Yo soy un soñador. Me gustaría tener una ciudad judicial, tener un local en el que estén varias sedes, incluso residencias para alojar a los conferencistas. Por ejemplo, en España están construyendo una ciudad judicial. Pero esas son cosas para el futuro.

Todo eso siempre va a requerir que se le asigne un presupuesto idóneo al Poder Judicial, cosa que el Gobierno no hace. El Gobierno Central, que es el administrador pasajero del Estado, tiene que invertir en justicia. Siempre he dicho que la inversión para la Educación debe ser alta si es que queremos convertirnos en un país moderno, asimismo para salud y para viviendas. Pero ¿por qué no se invierte en justicia? No se quiere invertir en justicia porque no da rentabilidad política. No da votos.

¿No les dan presupuesto porque no les conviene?

Lo que digo es que están a la defensiva. Nos tienen disminuidos, arrinconados. Esa situación de abandono tiene que terminar. Para eso tenemos que ser reconocidos como un poder del Estado. Somos el tercer poder.

¿Cómo lo hará?

Una comisión va a elaborar un proyecto de ley de reforma constitucional que establezca que el Poder Judicial apruebe su propio presupuesto, como lo hacen los otros dos poderes del Estado. ¿Por qué ellos sí lo pueden hacer y nosotros no? Me parece absurdo.

¿Con qué base legal?

Somos un poder, ¿verdad? Pero también, según la Constitución del 79, artículo 238, se da la potestad al Poder Judicial de aprobar su presupuesto y sustentarlo ante el Parlamento. Y, además, establece una cifra mínima: el 2% de presupuesto general. En mi propuesta pediremos el 4%.

¿Por qué dos puntos más de los que por ley corresponde?

Porque en otros poderes judiciales de otros países, por ejemplo Costa Rica, el presupuesto mínimo es el 6%. Otros tienen 4%, pero nadie tiene menos de 2%. Ahora, nosotros estamos en un promedio de 1.6%. No tenemos ni el 2% que reconocía la Constitución del 79. Es una exigencia que la vamos a pelear en el Congreso.

¿Qué espera aportar desde la presidencia al Poder Judicial? 

Yo seré muy proactivo, no estaré de brazos cruzados. Espero, en los dos años que tendré de gestión, dejar el Poder Judicial en mejores condiciones. Gestionaré con el Gobierno Central, pero también con la empresa privada, ya que ello no nos compromete a quedar hipotecados en posibles juicios. Esos son prejuicios.

Hablando de prejuicios, ¿le molesta que lo tilden de comunista, ya que usted militó en Izquierda Unida?

No me molesta, pero me incomoda que me califiquen en una función diferente. Yo fui regidor en Chiclayo. En 1985 fui elegido diputado nacional por Lambayeque y yo era de Izquierda Unida. Jamás negaré eso, ni ando avergonzado por eso. Yo creo que luchaba por causas justas.

Pero se cuestiona su ideología... 

Ahora estoy en el cargo del Poder Judicial. En mis 20 años de juez, felizmente, no he recibido ninguna denuncia de que he resuelto con un criterio antiaprista, antifujimorista, anticomunista o lo que fuera. Si hay que condenar a un comunista, se condena. Un juez tiene ideología, pero es una ideología judicial, como el garantismo penal; otra cosa es la ideología política. Y claro que tengo mi pensamiento político, pero eso lo manifestaré cuando vaya a depositar un voto.