Su vida entera se hundió en una perpetua oscuridad hace casi 27 años. El coronel (r) Carlos Estrada Salinas perdió la vista el 11 de julio de 1994, ceguera que, asegura, no le impide ahora darse cuenta que el Perú enfrenta un peligro potencial: el regreso del terrorismo, traducido en la figura del candidato presidencial de Perú Libre, Pedro Castillo.
El coronel (r) de la Policía (PNP) recuerda muy bien la última vez que todavía podía ver. Aquel aciago día -relata- intentaba desactivar un explosivo terrorista cuando este detonó, lo dejó ciego por completo y le mutiló parte de su mano derecha.
Por historias como esta, exmiembros del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la PNP, policías discapacitados a causa del accionar subversivo y los deudos de aquellos que cayeron en el combate a este flagelo lanzaron ayer la cruzada ‘No lo hicimos en vano’, cuyo fin es invocar -y hasta suplicar- a la población que piense bien su voto para este 6 de junio, a fin de que no opte por una alternativa que podría representar un retorno del terrorismo.
“Los policías que hemos luchado contra este enemigo, sanguinario y cruel, en la década de los 80 y 90, tenemos la suficiente autoridad moral para alzar nuestra voz y hacernos escuchar cuando vemos que la patria está en riesgo. (...) ¡Rechazamos cualquier atisbo de posibilidad de volver a épocas oscuras!”, exclamó el extitular del Interior Carlos Morán, quien encabezó la ceremonia desarrollada en la calle Tarata de Miraflores, donde estalló un coche bomba el 16 de julio de 1992 y mató a 43 personas.
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El exministro destacó que quienes combatieron la subversión, y los deudos de los que fallecieron en dicha guerra, tienen el deber de reconocer el sacrificio de todos los “policías héroes” y darle un mensaje a la ciudadanía, y en especial a los jóvenes.
“Eso no lo podemos olvidar, por eso la cruzada tiene un nombre: No lo hicimos en vano”, enfatizó.
“PELIGRO REAL”. Diego Suta Morales, superior (r) PNP, está relegado a una silla de ruedas para poder movilizarse, y subirse a ella -asegura- ya es todo un vía crucis.
Con una pena que esconde tras unos lentes oscuros, Suta narra que fue víctima de una emboscada en Huachipa, en 1989. Una bala lo hirió en el cuello y aunque no lo mató, si se llevó consigo la vida que hasta entonces conocía.
“Ahora no me valgo por mí mismo, dependo de dos personas que me dan de comer y me dan mis aseos personales como si fuera un niño, pero con mente de adulto”, refiere.
El exsuboficial sostiene que hay un peligro real de que el terrorismo regrese “y se convierta en autoridad” si Castillo gana la segunda vuelta.
“Invoco a la población, a la juventud, que piense bien su voto”, concluye.
Igual postura reivindica María López Alejo, presidenta de la Asociación de Viudas, Deudos y Personas con Discapacidad de la PNP, quien relata que el 10 de marzo de 1989, un grupo de aniquilamiento de Sendero Luminoso asesino cruelmente a su esposo, Néstor Landeo Lozano.
“Fue secuestrado y llevado dentro de la Universidad del Centro del Perú, en el Laboratorio de Física y Química lo torturaron. Le sacaron todos sus dedos, su cuero cabelludo, le sacaron la lengua, le echaron ácido muriático en la cara y lo descuartizaron: Lo tiraron al río Mantaro, donde le dieron tres tiros de gracia”, manifiesta entre lágrimas.
María López no cree los deslindes de Castillo sobre sus presuntos vínculos con el Movadef. Agrega que Sendero Luminoso, precisamente, decía que combatía por los derechos de todos, pero terminaba asesinando inocentes, mujeres y niños.
“Tanto ha luchado mi esposo, se ha ido tan joven, a los 24 años, y ahora no es justo que quienes estuvieron metidos en este tema salgan libres, estén dentro del Congreso, estén dentro de las instituciones y, encima, quieran llegar al poder. Es una ofensa para nuestros esposos; es humillante y es muy doloroso para nosotros”, puntualiza.
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