Nadine: ¿sin la "n" es nadie?
Nadine: ¿sin la "n" es nadie?

La Constitución del Estado, las leyes y reglamentos del país, los usos y costumbres, la lógica y los principios democráticos son todos sumamente obtusos: se empeñan en que la "primera dama" no vaya a resultar jefa de Estado en vez de ser la esposa del Presidente. No la dejan ser congresista, ni ministra, ni jefa del gabinete, ni directora de organismos estatales, ni presidenta de los poderes Ejecutivo, Judicial, Legislativo o Electoral. Ni siquiera un oscuro y casi anónimo miembro de los mismos.

Solo la autorizan a manejar su vida social, tan intensa como ella desee y tan alegre como le brote. Pero sus dos "enes" (la de "Na" y la de "ne") le permiten envolver en platina de chocolate a su esposo, elegir ministros, despachar a otros, convocar a congresistas para instruirlos o lavarles la cabeza (por dentro, se entiende), cocinar organismos y presupuestos, manejar un semáforo personal-nacional que pone rojo para todo aquello que le molesta y verde para sus amigos y amigos de sus amigos... ¿Quién dijo que no corresponde a la dama en cuestión elegir al gabinete ministerial, como si no tuviera suficientes enes y fuera "Nadie"...?

Los episodios –incomprensibles para algunos– que ocurren en la política nacional quizás tienen una explicación muy sencilla: ¿no será que los responsables de conducir el país se empeñan en acercarnos a los "modelos" de Cuba y Venezuela...?