Brasileña Odebrecht aún le debe a Cofide 228 millones de dólares
Brasileña Odebrecht aún le debe a Cofide 228 millones de dólares

La empresa no solo mantiene deudas con actores privados. En su grave situación financiera hay otras entidades que sienten el perjuicio de su accionar que, como se sabe, giró en torno al pago de coimas en diversos países, como el Perú, para adjudicarse obras de gran envergadura. Una de esas entidades es la Corporación Financiera de Desarrollo ().

Desde el escándalo de corrupción que se desató en el Perú en el 2017, la constructora brasileña ha acumulado un estimado de $228 millones, como pago pendiente de las expectativas crediticias otorgadas por Cofide para el desarrollo de megaproyectos en el país en los últimos años.

Según estimaciones hechas por el banco de desarrollo del país, Odebrecht aún no resuelve tres deudas pendientes que tiene a la fecha. La principal de ellas está relacionada al Gasoducto Sur Peruano (GSP) y asciende a los $125 millones, más de la mitad del monto total de lo adeudado. Su situación de pago es complicada debido a la actual situación legal del proyecto. A esta se suman los préstamos concedidos para el desarrollo de la Central Hidroeléctrica de Chaglla, con $95 millones; y el Proyecto de Irrigación de Olmos, con $7 millones. En estos dos últimos casos, Cofide, a través de un cronograma de pago, viene siendo resarcido al obtener un porcentaje de las operaciones de estos proyectos.

La estimación total presentada supera lo contemplado para la reparación civil que el Ministerio Público ha establecido en el acuerdo con Odebrecht, de S/610 millones ($183 millones), por coimas reconocidas en cuatro proyectos: Carretera Interoceánica, tramos 1, 2 y 3; la Línea 1 del Metro de Lima; la Vía de Evitamiento, en el Cusco; y la Costa Verde, en el Callao.

Para el abono de la reparación civil se ofrece un plazo de 15 años y garantías como las retenciones de todos los pagos que reciban, de sus dividendos en sociedades concesionarias y por la venta de sus bienes y derechos. Sin embargo, ello no exime a la compañía de asumir otros pagos si se determina la entrega de soborno en otros proyectos.

EXPLICACIÓN

En el país, Cofide actúa como un banco de segundo nivel que, a través de préstamos, apoya la inversión productiva en infraestructura vial, carreteras, aeropuertos, puertos, centrales de generación eléctrica, líneas de transmisión, servicios básicos, entre otros.

“Siempre la participación de Cofide era importante como para apalancar (la inversión). Y, al ver los inversionistas nacionales y extranjeros, que con nuestra intervención era más fácil llegar a un cierre financiero, se conseguía que estos proyectos de inversión, productiva y de infraestructura, se puedan llegar a realizar”, indicó el gerente general de Cofide, Alex Zimmermann.

“En algunos casos, evidentemente Cofide asumió muchos riesgos; y en otros no tuvo socios estratégicos que participaran en el financiamiento”, agregó.

En diálogo con Correo, Zimmermann explicó que, a diciembre del 2016, la suma otorgada, directa o indirectamente, a la constructora brasileña en calidad de financiamiento ascendía a los $246 millones. Sin embargo, con el paso de los años, la compra y entrada en actividad de dos de las obras relacionadas a Odebrecht, el cronograma de pago se restableció.

Sin embargo, en el caso del proyecto del Gasoducto Sur Peruano, donde Cofide participó -junto a otros dos bancos- “en completar el capital necesario” para la obra, la situación es diferente.

“Hubo proyectos en los que Cofide tuvo una inversión, directa o indirecta, de $246 millones, siendo el principal el Gasoducto Sur Peruano, donde hubo una exposición inicial de 125 millones de dólares (...) Diría que ese es el proyecto que hemos financiado de Odebrecht que hemos tenido que provisionar al 100% porque las posibilidades de recuperación son muy remotas”, señaló.

Zimmermann precisó que, tras la detención de los pagos en el 2017, los problemas surgieron porque la entidad asumió “una deuda subordinada”, donde primero se pagarían a los trabajadores, organismos como la Sunat, los proveedores, y las deudas senior.

“Seguimos negociando la posibilidad de poder cobrar algo y ejecutar algún tipo de garantías en Brasil, pero no nos atrevemos a generar ninguna expectativa de cobranza en ese crédito”, expresó.

En junio del 2014, el consorcio formado por Enagás y la brasileña Odebrecht se adjudicaron la concesión del Gasoducto Sur Peruano (GSP) al ofrecer $7328 millones de inversión total.

El proyecto consistía en el diseño, financiación, construcción, operación, mantenimiento y transferencia al Estado peruano de un Sistema de Transporte de Gas Natural con una longitud de más de 1000 kilómetros y un diámetro de 32 pulgadas, en tres tramos.

En 2016, los tres socios obtuvieron un crédito puente -para financiar la fase inicial de construcción- por alrededor de $600 millones. Para este, cada empresa asumió garantías en proporción a su participación en el consorcio: G&M con 20%, Enagás con 25% y Odebrecht, 55%. Sin embargo, como se sabe, el proyecto no llegó a concretarse.

AVANCE. En todo caso, Zimmermann manifestó que sí existe un avance en la recuperación de lo invertido inicialmente por Cofide en la construcción de la Central Hidroeléctrica de Chaglla ($100 millones) y el Proyecto de Irrigación de Olmos ($10 millones).

Chaglla, que fue adjudicada en el 2011, se encuentra en un proceso de venta al consorcio encabezado por China Three Gorges y, al haberse finalizado, es “una operación totalmente activa”.

“Está al día en los pagos porque está vendiendo energía y está generando margen financiero”, destacó.

Un escenario similar se observa para el proyecto de Olmos, concesionado en el 2010, donde la institución otorgó financiamiento al desarrollo de la obra, y que hoy adeuda solo $7 millones.

En otro momento, el gerente general manifestó que Cofide ha colaborado con las investigaciones hechas sobre “Lava Jato”, tanto en el Ministerio Público y el Congreso de la República.

Además, dijo que tras el escándalo de corrupción, han reforzado sus consideraciones para la estimación de expectativas crediticias a largo plazo, y se llevó a cabo un plan de reforzamiento patrimonial para el restablecimiento de sus operaciones financieras.

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