Perú afronta un problema de seguridad nacional frente a una criminalidad internacional, aseguran expertos | Foto: Andina
Perú afronta un problema de seguridad nacional frente a una criminalidad internacional, aseguran expertos | Foto: Andina

La reciente visita oficial del ministro de Justicia, Eduardo Arana, a El Salvador de Nayib Bukele, reactivó el debate sobre la viabilidad del ´Plan Bukele´en Perú.

A su retorno, Arana entregó un informe al Consejo de Ministros y anunció al país que encuentra viale aplicar algunas de las medidas ´bukelianas´.

“Desde luego que sí -dijo a la prensa-. No todas pero sí algunas y las más importantes la vamos a tener”.

Arana afirmó que hoy El Salvador exhibe un 98% de seguridad ciudadana.

ANALISTAS

César Ortiz Anderson, analista de seguridad y presidente de la Asociación Pro Seguridad Ciudadana del Perú (Aprosec), señala que la clave de Bukele es que limpió de corrupción a la Policía, la Fiscalía y el Poder Judicial antes de emprender con firmeza la lucha contra la criminalidad en su país.

“Sacó a todos los jueces que estaban en mayoría metidos en actos de corrupción. Hoy día los jueces en El Salvador tienen en promedio 35 años. Limpió las instituciones. Tu vo una visión holística”, dijo a Correo.

“¿Este Gobierno va a hacer eso? No. No seamos ilusos, no lo va a hacer. No puede hacerlo. No tiene liderazgo ni respaldo político para hacerlo”, añadió.

El exministro del Interior, Mariano González, reconoce que Bukele requirió de un régimen de excepción para implementar su plan.

Y admitió que no es descabellado pensar en un régimen de excepción en Perú, si nuestros líderes comprenden que estamos frente a un problema de seguridad nacional porque enfrentamos a una criminalidad internacional. A su juicio, para implementar un régimen de excepción “se requiere que haya un plan específico; y también que el Estado entienda que hemos pasado de un problema de seguridad interna a uno de seguridad nacional”.

Entonces, remarca, el Consejo de Seguridad y Defensa del Estado debería orientar a la presidencia “para que pueda tomar decisiones sin que le tiemble la mano”.