Según los últimos datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES), el 43,1% de los niños en Perú padece anemia[1], un problema de salud pública que ha permanecido sin mayores cambios en los últimos años. Esta condición, caracterizada por la disminución de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre, es común entre los menores y puede tener consecuencias graves para su crecimiento y desarrollo.
El Dr. Álvaro Altamirano, pediatra y asesor médico de Laboratorios Elifarma, destaca que el reto de los padres es identificar oportunamente si sus hijos padecen anemia, ya que esta condición no suele provocar síntomas evidentes. “Es crucial tomar medidas de inmediato. Por ello, los padres deben estar atentos a signos como fatiga, sueño excesivo, falta de concentración, palidez de la piel y mucosas, así como bajo rendimiento escolar”, indica.
El especialista explica que, al identificar estos signos, la intervención temprana no solo mejora el bienestar físico de los niños, sino que también es esencial para su desarrollo cognitivo y psicomotor. “Los niños con antecedentes de anemia en su primer año de vida pueden sufrir una reducción de cinco puntos en el coeficiente intelectual, lo que puede conducir a un bajo rendimiento escolar, y a largo plazo, a una improductividad en la vida adulta. Ante cualquier sospecha, es importante consultar con su pediatra para realizar un diagnóstico y comenzar el tratamiento adecuado”, agrega.
En ese sentido, el especialista resalta que, ante la alta prevalencia de anemia en nuestro país, es fundamental que los padres estén informados los pasos a seguir en caso de sospecha de anemia para combatir esta condición:
- Realiza un hemograma: Si hay sospecha de anemia, es esencial hacer un análisis de sangre que mida los niveles de hemoglobina y detecte deficiencia de hierro. Los valores normales varían según la edad, por lo que es importante consultar con el pediatra para interpretarlos correctamente.
- Intervención nutricional: Con base en los resultados, el médico puede recomendar una dieta rica en hierro. Deben incluirse alimentos como carnes, pescado, legumbres, nueces y frutas ricas en vitamina C, que ayudan en la absorción de este mineral esencial.
- Suplementos de hierro: Para complementar la dieta de los menores, el especialista puede prescribir suplementos de hierro, con las indicaciones de dosis y duración del tratamiento. Existen distintas opciones en el mercado, incluidos aquellos de buen sabor que facilitan la adherencia al tratamiento en niños.
- Monitoreo continuo: Es crucial seguir las recomendaciones del pediatra y realizar chequeos regulares para evaluar la evolución del tratamiento. Se recomienda un monitoreo semestral a partir de los seis meses de edad, y un tamizaje anual para los niños mayores de dos años hasta que cumplan 11 años.
“La anemia infantil es un desafío que nos concierne a todos. Debemos trabajar juntos—padres, educadores y profesionales de la salud— para crear un entorno que promueva el bienestar y el crecimiento óptimo de nuestros niños. Así aseguramos un futuro saludable para ellos y un mejor desarrollo para el país”, finaliza el Dr. Altamirano.
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