Dolor abdominal que migra al lado inferior derecho, náuseas y vómitos pueden ser las primeras alertas de apendicitis en niños. Detectarla a tiempo y acudir al cirujano pediátrico es fundamental para prevenir riesgos mayores.
Dolor abdominal que migra al lado inferior derecho, náuseas y vómitos pueden ser las primeras alertas de apendicitis en niños. Detectarla a tiempo y acudir al cirujano pediátrico es fundamental para prevenir riesgos mayores.

La apendicitis es la urgencia quirúrgica abdominal más frecuente en la infancia, y su rápida evolución exige atención inmediata. De acuerdo con el cirujano pediátrico José Luis Apaza, de la Clínica Ricardo Palma, el cuadro suele iniciar con un dolor difuso en el abdomen que, en pocas horas, se localiza en el cuadrante inferior derecho y se intensifica progresivamente. A los padres debe alertarles la presencia simultánea de náuseas, vómitos y malestar general, así como fiebre alta, escalofríos, molestias al orinar, diarrea o heces duras, aunque estos últimos síntomas sean menos comunes.

El diagnóstico depende de tres pilares: el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas, la exploración física del especialista y los estudios de laboratorio e imagen (ecografía o tomografía). Cuando la evidencia es concluyente se indica cirugía de urgencia. Existen dos abordajes:

  • Apendicectomía abierta (técnica clásica).
  • Apendicectomía laparoscópica, que reduce la estancia hospitalaria y acelera la reincorporación a las actividades cotidianas.

La recuperación tras la cirugía laparoscópica es, por lo general, mejor tolerada: el dolor disminuye con reposo y analgésicos, la dieta avanza de líquidos claros a una dieta blanda adaptada a la edad y, alrededor de la segunda o tercera semana, el menor puede retomar paulatinamente sus rutinas, incluidas caminatas suaves.

Aunque la ciencia aún desconoce la función exacta del apéndice —un pequeño órgano vermiforme unido al intestino grueso—, se sabe con certeza que su inflamación puede derivar en perforación y peritonitis, complicaciones potencialmente mortales. Por ello, la detección temprana y la intervención oportuna continúan siendo la mejor defensa para salvaguardar la vida de los más pequeños.