El accidente cerebrovascular (ACV) se ha convertido en la segunda causa de deceso y una de las principales fuentes de discapacidad en el Perú, dejando al 87.6% de los sobrevivientes con secuelas críticas que afectan su calidad de vida y la de sus familias. Entre las más frecuentes se cuentan disfunciones motoras, problemas neurológicos y dificultades para comunicarse. Según estimaciones médicas, cada minuto sin tratamiento durante un ACV se pierden cerca de dos millones de neuronas, por lo que la atención oportuna es esencial para reducir el riesgo de discapacidades e incluso la muerte.
De acuerdo con el Dr. Edwin Bucheli, gerente médico de Boehringer Ingelheim para Ecuador y Perú, la rapidez de la intervención durante las primeras 4.5 horas es vital para determinar la probabilidad de recuperación. Sin embargo, en el país solo entre el 23% y el 30% de los casos arriban a un centro de salud durante este periodo crítico, lo cual puede resultar en secuelas severas, tales como:
- Disfunciones psicomotoras (hemiplejía o parálisis de un lado del cuerpo).
- Alteraciones en la comunicación o afasia, que dificultan hablar, comprender, leer y escribir.
- Pérdida parcial o total de la visión.
- Problemas en la deglución, causando dificultades para tragar alimentos.
- Complicaciones neurológicas, como déficit de memoria y falta de concentración.
El Dr. Bucheli enfatiza que estas secuelas no solo impactan la salud física, sino también el aspecto mental y socioeconómico de los pacientes. El 64% de las personas que han vivido un ACV depende total o parcialmente de un tercero en hospitales peruanos, lo que evidencia la necesidad de mayor conciencia y educación. Reconocer síntomas como debilidad súbita en un lado del cuerpo, adormecimiento de la cara, dolor de cabeza fuerte y repentino, visión borrosa o dificultad para hablar es clave para buscar asistencia médica de inmediato.
Con el fin de enfrentar esta realidad, programas como la Iniciativa Angels —avalada por la Organización Europea del Accidente Cerebrovascular y la Organización Mundial del Accidente Cerebrovascular— trabajan para mejorar la atención hospitalaria y prehospitalaria de los pacientes con ACV, facilitando herramientas a los profesionales de la salud que permitan un abordaje ágil y efectivo.
El experto también recalca el alto potencial de prevención, pues hasta el 80% de los casos de ACV podrían evitarse con un estilo de vida saludable y un control estricto de factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes, colesterol elevado, tabaquismo, sedentarismo y consumo excesivo de alcohol.
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