A causa de la pandemia por el COVID-19, muchas empresas están económicamente afectadas porque han paralizado sus labores (Foto: iStock)
A causa de la pandemia por el COVID-19, muchas empresas están económicamente afectadas porque han paralizado sus labores (Foto: iStock)

ESCRIBE: Milagros Laura S.

Ser despedido es duro para cualquiera, más aún en medio de una crisis económica y sanitaria generada por el coronavirus. Tener que enfrentar las cuentas del hogar, los estudios de los hijos y el pago de deudas financieras sin un salario puede provocar altas dosis de ansiedad y estrés, que si no son controladas puede arrastrar a la persona a la depresión. Para el psicoterapeuta Martín Zurita, el signo más claro de un cuadro depresivo es la inacción. “No buscar ni ver nuevas oportunidades de empleo y hundirse en la tristeza pensando que la vida laboral termina con el despido, junto a otras emociones como angustia, miedo, alejamiento de los amigos, irritabilidad, apatía y frustración; expresada muchas veces con gritos, discusiones y peleas con la familia, es vivir en depresión”, resalta el psicoterapeuta.

Impacto físico. Cuando se atraviesa fuertes emociones negativas o desagradables, la persona puede somatizar, es decir, expresar a través del cuerpo síntomas como dolor de pecho, caída de cabello, manchas en la piel, falta de sueño, de apetito, etc. “En el actual contexto que vivimos, la depresión puede debilitar el sistema inmunológico y dejar a la persona que lo padece vulnerable frente al virus”, alerta Zurita. Además, agrega que en estos casos lo mejor es acudir a un especialista, porque la depresión no se cura con obtener un empleo, sino superando la situación adversa y aprendiendo de ella. De lo contrario, se puede volver al campo laboral, pero conteniendo el miedo a volver a ser despedido.

SAliR ADELANTE. Para dejar un cuadro depresivo primero hay que enfrentar la situación. “La persona necesita reflexionar sobre lo que está viviendo (haber sido separado de su puesto de trabajo se debe a una crisis mundial que afecta a millones de personas), dejar de lamentarse y buscar soluciones. Potenciar su actitud resiliente y ver la situación como una oportunidad para buscar un mejor empleo, iniciar un negocio, incluso cambiar de rubro”, aconseja José Baldeón Valdivia, psicoterapeuta y director del centro Nuevas Sendas.

Apoyo incondicional. El soporte de la familia y de los amigos también es fundamental para superar la crisis emocional por desempleo. “Exteriorizar lo que se siente al haber sido despedido con personas que nos quieren, genera una perspectiva diferente de lo que se piensa, ayuda a dominar los malos pensamientos y da mayor apertura a la búsqueda de soluciones y al optimismo”, subraya Baldeón.

De la misma forma, el especialista incentiva a construir rutinas y hábitos que motiven a la persona a cumplir objetivos cada mañana para alcanzar su meta: conseguir trabajo. Así como aprovechar lo ocurrido para su desarrollo personal y profesional.

TAGS RELACIONADOS