¿Sabías que leerle a tu bebé, incluso antes de que comprenda las palabras, puede tener un impacto positivo en su desarrollo? De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría (AAP), compartir libros con los bebés desde una edad temprana favorece sus habilidades lingüísticas, fortalece su capacidad de atención y fomenta una relación positiva con la lectura.
Desde el nacimiento, los bebés exploran el mundo a través de sonidos, texturas y gestos. Incluir la lectura en esta etapa estimula su curiosidad, potencia su imaginación y apoya el crecimiento de sus habilidades cognitivas. Escuchar la voz de los padres o cuidadores mientras leen un cuento no solo desarrolla su cerebro, sino que también refuerza el vínculo afectivo.
La especialista en estimulación temprana, Rosa Gonzáles, recomienda incorporar la lectura como un hábito diario en la rutina del bebé, eligiendo momentos tranquilos como antes de dormir o después del baño. Además, enfatiza que el proceso debe ser natural y adaptarse al ritmo del niño: “No se debe forzar la lectura. Hay que respetar sus tiempos y hacer del momento algo divertido y placentero”.
Consejos para fomentar la lectura en niños de 1 a 3 años
Con el respaldo de Babysec, Miss Rosita comparte cinco claves para iniciar a los más pequeños en el mundo de los libros:
- Elige libros adecuados: Prefiere materiales de cartón, tela o libros interactivos con colores vivos, texturas y rimas repetitivas.
- Usa una voz expresiva: Varía el tono y ritmo de tu voz para dar vida a los personajes y mantener la atención del bebé.
- Hazlo divertido e interactivo: Permite que tu hijo explore el libro tocándolo, volteando páginas o reconociendo imágenes. Según Pañales.com, describir sus acciones refuerza su aprendizaje.
- Repite las historias favoritas: Si pide el mismo cuento varias veces, acéptalo con entusiasmo, ya que la repetición ayuda a fortalecer su memoria y lenguaje.
- Acompaña la lectura con contacto físico: Sentarlo en tus piernas mientras lees crea un ambiente cálido que asocia la lectura con el cariño y la seguridad.
Fomentar la lectura desde los primeros meses de vida no solo es una inversión en el desarrollo intelectual de los niños, sino también en su bienestar emocional.