Las contracturas musculares son una de las dolencias más comunes en la vida cotidiana. Pasar largas horas frente a la computadora, adoptar una mala postura al dormir, realizar esfuerzos físicos repentinos o incluso el estrés diario pueden desencadenarlas. Aunque suelen ser temporales, si no se atienden correctamente pueden derivar en lesiones crónicas.
“Muchas personas conviven con el dolor muscular como si fuera algo normal, pero esta actitud puede traer consecuencias graves. No se debe normalizar el dolor crónico, porque puede indicar un problema que requiere tratamiento”, advierte el fisioterapeuta Yheyneer Silva Seclen, docente del Instituto Carrión. Ignorar las molestias puede generar limitación funcional, pérdida de movilidad y deterioro de la calidad de vida, añade.
Frío o calor: ¿cuándo usar cada uno?
Uno de los errores más frecuentes es no saber cuándo aplicar frío o calor. Según Silva, el frío se utiliza durante las primeras 24 a 48 horas, especialmente tras un golpe o contusión, para reducir la inflamación y calmar el dolor agudo. Pasado ese tiempo, cuando el músculo ya no está inflamado, se debe aplicar calor húmedo, que favorece la relajación muscular, mejora la circulación y acelera la recuperación.
Consejos prácticos para aliviar y prevenir contracturas
El especialista comparte algunas recomendaciones sencillas para tratar y evitar las contracturas musculares desde casa:
- Realiza estiramientos suaves. Mantén cada posición entre 20 y 30 segundos, sin rebotes. También ayudan los ejercicios de respiración y movimientos articulares lentos.
- Descansa, pero no te inmovilices. Se recomienda reposar uno o dos días y luego volver a mover el músculo con estiramientos progresivos para evitar rigidez.
- Usa herramientas caseras. Los rodillos de espuma o pelotas de goma ayudan a liberar tensión, y los cojines térmicos brindan calor localizado. Deben aplicarse con precaución, sin causar dolor.
- No ignores el dolor persistente. Si la molestia dura más de una semana o se repite, es necesario acudir a un fisioterapeuta. Ignorarla puede volverla crónica y afectar la salud emocional.
- Adopta hábitos saludables. Mantén una rutina de actividad física regular, hidrátate, duerme bien y cuida tu postura. Si trabajas sentado, realiza pausas activas cada hora.
“El mejor tratamiento es la prevención. Las pausas activas, los estiramientos diarios y la consulta temprana ante molestias persistentes son claves para una recuperación segura y duradera”, concluye el especialista del Instituto Carrión.





