El sedentarismo, la mala alimentación y las enfermedades crónicas no controladas aumentan el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular.
El sedentarismo, la mala alimentación y las enfermedades crónicas no controladas aumentan el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular.

Las enfermedades coronarias se han consolidado como una de las principales amenazas para la salud mundial y el Perú no es la excepción. Factores como el consumo excesivo de comida rápida, la falta de actividad física, el estrés, la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo y el consumo elevado de alcohol son determinantes en la formación de placas en las arterias, lo que incrementa de forma significativa la probabilidad de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular.

El doctor Óscar García, coordinador del servicio de Cardiología de la Clínica Ricardo Palma, explica que esta acumulación de placa, conocida como ateromatosis, provoca el estrechamiento de las arterias coronarias, reduciendo el flujo sanguíneo y el aporte de oxígeno al corazón. “El resultado puede ser devastador para la salud del paciente”, señala el especialista.

Síntomas y diagnóstico

Los signos más frecuentes son el dolor en el pecho (angina) y la dificultad para respirar al hacer esfuerzo (disnea), aunque también pueden presentarse náuseas, sudoración, dolor abdominal o pérdida del conocimiento. En algunos casos, la enfermedad avanza sin síntomas evidentes, lo que la hace aún más peligrosa.

El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre, electrocardiogramas, pruebas de esfuerzo, ecocardiogramas y exámenes más especializados como la angiotomografía coronaria o el cateterismo cardiaco.

Opciones de tratamiento

Dependiendo de la gravedad, el tratamiento puede incluir medicamentos como antiagregantes plaquetarios, estatinas, vasodilatadores o betabloqueadores. En situaciones más críticas se requiere la colocación de un stent coronario, que mantiene abiertas las arterias y restablece el flujo sanguíneo.

La prevención es la clave

Los especialistas coinciden en que adoptar un estilo de vida saludable es fundamental para reducir el riesgo:

  • Mantener una dieta equilibrada y baja en grasas saturadas.
  • Realizar actividad física de forma regular.
  • Evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol.
  • Controlar la presión arterial, el colesterol y la glucosa.
  • Dormir lo suficiente y gestionar el estrés.
  • Realizar chequeos cardiológicos periódicos.

“Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. No se convierta en una víctima más: cambie sus hábitos y consulte a su cardiólogo”, enfatiza el Dr. García.