La popular creencia de que consumir agua helada ayuda a quemar más calorías ha ganado impulso en redes sociales. La propuesta parece sencilla: incorporar un hábito diario que acelere el metabolismo sin esfuerzo. Sin embargo, la evidencia científica indica que el efecto es mucho menor de lo que suele difundirse.
Beber agua muy fría obliga al cuerpo a usar algo de energía para elevarla a la temperatura interna (37 °C), pero el gasto es mínimo y no representa un incremento significativo del metabolismo ni de la quema calórica diaria.
Expertos aclaran: el impacto real es limitado
“El cuerpo gasta algo de energía al calentar el agua muy fría, pero son pocas calorías. La temperatura del agua es un factor secundario: lo importante es mantener una hidratación adecuada”, explicó la Mg. Vivian Geller, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad San Ignacio de Loyola.
La especialista añade que existen hábitos mucho más eficaces para incrementar el gasto energético, como el aumento progresivo de la actividad física o una alimentación rica en proteínas.

Lo que sí hace el agua fría en el organismo
- Genera un pequeño gasto energético, pero insuficiente para afectar el metabolismo.
- Puede producir una sensación momentánea de activación al estimular levemente el sistema simpático.
- Durante el ejercicio, ayuda a enfriar el cuerpo y mejora la tolerancia al esfuerzo.
- Tras comidas abundantes puede causar malestar estomacal.
Temperatura vs. cantidad: ¿qué importa más?
Los especialistas coinciden: el foco debe estar en el volumen total de agua consumida. La recomendación general es beber entre 1.5 y 2 litros diarios, distribuidos a lo largo del día.
El agua a temperatura ambiente facilita la hidratación, mientras que el agua fría es útil en climas calurosos por su efecto refrescante.
Hábitos que sí aumentan el gasto calórico diario
Entre las estrategias respaldadas por evidencia para incrementar el gasto energético se encuentran:
- Aumentar la actividad física de manera progresiva.
- Elevar el consumo de proteínas.
- Reducir el consumo de ultraprocesados.
- Dormir adecuadamente.
- Manejar el estrés.
- Consumir moderadamente cafeína, té verde, comida picante o bebidas proteicas.
¿Todas las bebidas tienen el mismo efecto?
No. Su impacto depende de tres factores:
- Presencia de cafeína o catequinas, que elevan ligeramente el gasto energético.
- Contenido de proteínas, que aumenta la termogénesis.
- Presencia de azúcar o alcohol, que reduce la eficiencia metabólica.
Las mejores opciones para una hidratación saludable son agua, café, té verde, infusiones sin azúcar y bebidas proteicas.





