Con la llegada del otoño y el descenso de las temperaturas, es común que muchas personas experimenten cambios en su estado de ánimo. Días más grises, fríos y cortos pueden generar sensaciones de tristeza, falta de energía o flojera. Según explica la Mag. Mary Castro, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, este fenómeno es más frecuente de lo que se piensa y puede afectar de forma distinta a cada persona.
“Cuando disminuye el brillo solar, muchas personas sienten que el día se acorta y su energía disminuye, lo que genera agotamiento, baja motivación y menos ganas de salir”, señala Castro. Esta situación suele notarse especialmente tras la transición de estaciones luminosas como el verano hacia el otoño e invierno.
¿Cómo influye el clima en nuestro cerebro?
La exposición a la luz solar no solo ilumina nuestro entorno, sino que también regula funciones cerebrales asociadas al ánimo y la motivación. En días soleados, las personas suelen sentirse más activas y sociales, mientras que la falta de luz natural puede generar una sensación de “apagón” emocional y físico.
Este impacto puede presentarse en todas las edades, pero afecta más intensamente a mujeres y adultos mayores de 50 años, debido a cambios hormonales y una respuesta inmunológica diferente frente al frío y a la falta de luz.
Consejos para afrontar los bajones anímicos por el cambio de clima
Para contrarrestar los efectos del clima en el estado de ánimo, la especialista recomienda:
- Realizar actividades extracurriculares que permitan desconectarse de la rutina laboral.
- Planear encuentros sociales, aunque el clima invite a quedarse en casa.
- Mantener hábitos saludables y conservar pasatiempos que generen placer.
- Identificar actividades o lugares que despierten entusiasmo para recurrir a ellos en momentos de desánimo.
- Explorar nuevos espacios o pasatiempos atractivos para temporadas frías o grises.
La clave está en reconocer y validar las propias emociones. “Ser empáticos con nosotros mismos y con quienes nos rodean es fundamental. Reconocer que algo nos afecta nos permite actuar a tiempo y proteger nuestra salud mental”, concluye la psicóloga.
Si el estado de ánimo bajo persiste y empieza a interferir con la vida diaria, se recomienda buscar apoyo profesional para evitar mayores complicaciones.
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