Esta mujer padeció por 30 años de un dolor continuo y un implante la salvó
Esta mujer padeció por 30 años de un dolor continuo y un implante la salvó

Alison Cameron, una ciudadana del , fue operada de una apendicitis a los 17 años y desde entonces convivió con un dolor insoportable.

Durante los siguientes 30 años, ella recibió más de 50 inyecciones de crioanalgesia, una técnica especializada que alivia el dolor a largo plazo congelando el dolor abdominal, pero solo lo hacía por seis meses. Esto hizo que necesitase altas dosis de analgésicos que no la dejaron comer ni beber. Y la consecuencias fue que le instalaran un tubo de alimentación que la llevó a perder peso.

A pesar de padecer todo tipo de dolencias, estos no impidieron que vea el lado positivo de la vida: "A pesar de lo mal que estuviese, siempre lograba encontrar algo positivo al final del día. Aunque eso no significa que no haya tenido momentos muy bajos (...) Sufrí siete abortos espontáneos, y seis de ellos fueron realmente dolorosos. Así que no solo yo pagué el precio, sino también esas vidas potenciales".

Alison pudo tener dos hijos en las pausas de los tratamientos y ahora tiene tres nietas.

Una inyección hace cinco años le provocó un colapso pulmonar, y el neurocirujano Girish Vajramani, del Hospital Universitario de Southampton (Reino Unido), fue quien la atendió.

"Se sometió a 50 criobloques durante 30 años, lo que no tiene precedentes, y llegó a mi consulta cuando ya era demasiado peligroso", afirmó el doctor

El doctor Vajramani le insertó a Alison un implante, combinado con un estimulador de la médula espinal, para crear un modelo híbrido. Se lo implantaron en dos operaciones en diciembre de 2018.

El procedimiento consistió en colocar cuatro electrodos en el nervio espinal con un estimulador de la médula espinal.

"Cuando encendieron los dispositivos y comprobamos que todos funcionaban, no sé quién sonreía más: si ellos o yo", narró Cameron.

Luego de cinco semanas ya había dejado todos los medicamentos que tomaba para el dolor.

Dos veces a la semana, Cameron tiene que recargarse sosteniendo dos discos en partes distintas de su cuerpo.

"Bromeamos con que la abuela tiene que cargarse y me llaman la abuela biónica", comentó entre risas.