Cualquier motivo de tensión influye negativamente en la forma de conducir incrementando la probabilidad de sufrir o provocar un accidente.
Cualquier motivo de tensión influye negativamente en la forma de conducir incrementando la probabilidad de sufrir o provocar un accidente.

Antes de la pandemia, la congestión vehicular en la capital ya generaba en los conductores estrés y ansiedad, no solo por permanecer atrapados en alguna avenida, sino también por enfrentar a diario el sonido de las bocinas, peatones irresponsables y conductores imprudentes.

Hoy, en el contexto que vivimos, esos males psicológicos se han agudizado con los problemas a nivel personal y familiar que todos enfrentamos por la COVID-19. Sin embargo, al estar al volante esta carga psicológica influye negativamente en la forma de conducir, lo que incrementa la probabilidad de sufrir o provocar un accidente.

Cómo evitarlo

Para aligerar la carga psicológica en quienes manejan, Jerhel Chavarría, psicóloga e instructora de Educación y Seguridad Vial del Touring y Automóvil Club del Perú, recomienda no llevar los problemas del hogar al centro de labores y viceversa.

En caso de haber tenido una discusión o recibir una mala noticia, no subir al auto hasta asimilar la situación. “Por ningún motivo intente solucionar un problema o discusión mientras se conduce un vehículo. Ni con los pasajeros ni por teléfono. Si se está irritado y manejando lo mejor es respirar profundo varias veces, si no logra calmarse, busque donde detenerse para recuperarse”, aconseja la psicóloga.

Por último, el conductor debe mantener el hábito de salir con tiempo suficiente para llegar a su destino, así podrá seguir rutas más despejadas que le generen mejor ánimo durante su trayecto. También ayuda acompañarse de música relajante, que contribuya a mantenerse despierto y sereno.

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