Investigación realizada en Lima demuestra que el uso excesivo de redes sociales influye en el bajo rendimiento estudiantil.
Investigación realizada en Lima demuestra que el uso excesivo de redes sociales influye en el bajo rendimiento estudiantil.

En la era digital, las redes sociales han transformado la forma en que nos comunicamos e interactuamos, pero su uso excesivo puede generar efectos negativos, especialmente en el ámbito académico. Un reciente estudio realizado en Lima ha identificado que la adicción a las redes sociales está directamente relacionada con la procrastinación académica en estudiantes universitarios, afectando su rendimiento y organización del tiempo.

Hallazgos clave del estudio

La investigación, publicada en la revista científica Health and Addictions, se enfocó en universitarios de 17 a 28 años que estudiaban de manera remota. Los resultados indicaron que el 26.4% de la procrastinación académica puede ser explicada por la adicción a redes sociales.

Cifras destacadas del estudio:

  • 27.8% de los estudiantes analizados presentaba un nivel alto de uso excesivo de redes sociales.
  • 41.7% tenía un nivel medio de adicción.
  • 30.5% mostró un nivel bajo de dependencia.

Manuel Lunahuaná, magíster por la Universidad Científica del Sur e investigador principal del estudio, explicó que esta tendencia se intensificó durante la pandemia, ya que la virtualización de las clases aumentó la dependencia de las plataformas digitales.

“Las redes sociales están diseñadas para captar nuestra atención con contenido breve y atractivo. Esto puede hacer que las tareas académicas, que requieren más esfuerzo y concentración, resulten menos motivadoras para los estudiantes”, detalló Lunahuaná.

WhatsApp, la red social más usada

Aunque plataformas como Instagram, TikTok y Facebook son populares, el estudio reveló que la red social más utilizada por los estudiantes es WhatsApp.

“Plataformas como WhatsApp tienen un uso dual. No solo sirven para el entretenimiento, sino también para la comunicación académica. Esto dificulta que los estudiantes establezcan límites claros entre el estudio y el ocio”, explicó el investigador.

Diferencias de género y comportamiento digital

  • Procrastinación académica: Se observó que los varones tienden a procrastinar más que las mujeres, aunque las diferencias no son significativas.
  • Adicción a redes sociales: No hubo variaciones considerables entre géneros en cuanto al uso excesivo de estas plataformas.

El peligro de la gratificación inmediata

El estudio utilizó el modelo biopsicosocial de Griffith para medir los efectos de la adicción a redes sociales. Se encontró que factores como la modificación del estado de ánimo, la tolerancia, los síntomas de abstinencia y los conflictos derivados del uso excesivo juegan un papel clave en la procrastinación.

“Además de facilitar la comunicación y el aprendizaje, las redes sociales ofrecen gratificación inmediata. Esto interfiere con la capacidad de los estudiantes para organizar su tiempo y completar tareas, afectando su autorregulación emocional y cognitiva”, subrayó Lunahuaná.

¿Cómo afrontar esta problemática?

Los investigadores sugieren que las universidades implementen programas de gestión emocional y control del tiempo para ayudar a los estudiantes a equilibrar su vida académica y digital.

“Es esencial que los estudiantes aprendan a diferenciar entre el uso académico y recreativo de las redes sociales. Esto mejorará su rendimiento y les ayudará a desarrollar habilidades de autocontrol que serán valiosas en su vida profesional”, enfatizó Lunahuaná.

Asimismo, se recomienda que las instituciones educativas integren herramientas digitales de manera estratégica, adoptando elementos de las redes sociales (como la interactividad y el contenido dinámico) para hacer el aprendizaje más atractivo sin generar distracción.

“La tecnología es una herramienta poderosa, pero su impacto depende del uso que le demos. Es responsabilidad de universidades, educadores y estudiantes encontrar un equilibrio que permita aprovechar sus beneficios sin comprometer el bienestar académico y emocional”, concluyó el especialista.