La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica como un padecimiento laboral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica como un padecimiento laboral.

¿Sabías que la falta de energía o el cansancio extremo son las principales sensaciones asociadas al síndrome del burnout? Según Giancarlo Ameghino, gerente de gestión y desarrollo humano del Grupo Crosland, si una persona muestra una actitud de frustración, indiferencia o apatía y autopercibe una disminución en su productividad lo más probable es que esté padeciendo de burnout o desgaste laboral.

Según un estudio de Bumeran (2024), registró que, la cifra más alta de este síndrome se dio en el 2020, durante la pandemia, cuando un 89% de peruanos indicó que experimentó burnout. Luego en 2022, el resultado fue de 66%, en 2023 registró un 78% y en 2024 subió a un 82%. Aún así, el Perú es uno de los países de la región Latinoamérica que posee menos talentos estresados.

“La cifra es alarmante, sobre todo porque representa un riesgo para el bienestar de las personas y la productividad de las organizaciones. Desde el lado personal podemos observar cuadros de depresión y ansiedad. Mientras que, por el otro lado, se evidenciará renuncias, ausentismo, incluso, accidentes por falta de concentración”, menciona.

Ante ese panorama, nos preguntamos ¿qué podemos hacer para estar bien? Giancarlo Ameghino comparte algunos puntos clave sobre este tema y cómo los colabores pueden canalizar su estrés, así como las organizaciones pueden abordarlo de manera efectiva.

Los colaboradores deberían:

  1. Establecer límites claros: Respetar los horarios laborales y evitar la sobreexigencia.
  2. Priorizar el autocuidado: Dormir lo suficiente, mantener una dieta equilibrada y realizar actividad física regularmente.
  3. Desarrollar habilidades de gestión del tiempo: Organizar las tareas por prioridades para reducir el estrés.
  4. Aprender a decir “no”: No asumir responsabilidades que excedan sus capacidades o su carga de trabajo.
  5. Desconectarse digitalmente: Tomar pausas de los dispositivos electrónicos para recargar energías.

Mientras que los empleadores deberían:

  1. Promover una cultura de bienestar: Fomentar un ambiente inclusivo, donde se valore el equilibrio entre vida personal y laboral.
  2. Ofrecer recursos de apoyo: Implementar programas de asistencia psicológica, talleres de manejo del estrés o capacitaciones en inteligencia emocional.
  3. Revisar la carga laboral: Asegurarse de que las tareas y objetivos sean realistas y alcanzables.
  4. Facilitar espacios de desconexión: Promover pausas activas durante la jornada laboral y respetar los tiempos de descanso de los colaboradores.

El burnout no es solo un desafío individual, sino también un reto colectivo que demanda atención inmediata. Las organizaciones que priorizan el bienestar de sus colaboradores no solo están cuidando su recurso más valioso, sino que también construyen una cultura organizacional resiliente y sostenible.

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