Estrés, falta de sueño y emociones no gestionadas pueden impactar silenciosamente la fertilidad, reduciendo las chances de lograr un embarazo sin causas médicas aparentes.
Estrés, falta de sueño y emociones no gestionadas pueden impactar silenciosamente la fertilidad, reduciendo las chances de lograr un embarazo sin causas médicas aparentes.

Cada vez más parejas enfrentan dificultades para lograr el sueño de ser padres sin causas médicas evidentes, y el estilo de vida se ha convertido en un factor silencioso que impacta la fertilidad. Estrés, falta de sueño y carga emocional pueden alterar procesos hormonales, reduciendo las posibilidades de concebir de forma natural.

“Hoy hablamos de fertilidad consciente porque lograr un embarazo no es solo cuestión biológica: también involucra mente y emociones. Cuando el cuerpo está bajo tensión constante, entra en un estado de alerta que no es el más propicio para la concepción”, señala el Dr. Javier García-Ferreyra, embriólogo y director del centro de fertilidad EmbryoFertility (EFY).

Estrés: el enemigo invisible

El especialista explica que el estrés sostenido eleva los niveles de cortisol, lo que puede alterar el ciclo menstrual, afectar la ovulación y reducir la calidad del esperma. “Puede inhibir la producción de hormonas reproductivas como la progesterona o la testosterona, interfiriendo directamente en la fertilidad”, precisa.

Sueño: el regulador natural de la fertilidad

Dormir entre 7 y 9 horas es clave para mantener un equilibrio hormonal óptimo. Durante el sueño, el cuerpo produce melatonina, que ayuda a proteger la calidad de los óvulos. “El descanso adecuado permite mantener un ritmo hormonal ideal para la ovulación y la producción de espermatozoides”, comenta el director de EFY.

Bienestar emocional: clave en el proceso

La ansiedad, la tristeza o los conflictos de pareja pueden afectar la salud mental y la función reproductiva. “En muchos casos, las parejas que llegan a consulta han acumulado alta presión emocional durante su proceso de búsqueda de embarazo, por lo que es clave contar con acompañamiento psicológico”, añade el especialista.

¿Qué se puede hacer para mejorar las posibilidades de concebir?

  • Reducir el estrés con meditación, yoga o terapia emocional.
  • Mejorar la calidad del sueño con rutinas nocturnas estables.
  • Fomentar la comunicación en pareja y buscar apoyo profesional si hay ansiedad o frustración.

“Lograr un embarazo es un proceso integral, donde el bienestar físico y emocional juegan un rol importante. Cuidar estos aspectos puede marcar la diferencia en las posibilidades de ser mamá”, concluye García-Ferreyra.