Un tercio de los adultos padece hígado graso sin saberlo. La enfermedad suele ser silenciosa y requiere cambios inmediatos en el estilo de vida para prevenir complicaciones.
Un tercio de los adultos padece hígado graso sin saberlo. La enfermedad suele ser silenciosa y requiere cambios inmediatos en el estilo de vida para prevenir complicaciones.

El hígado es un órgano vital que cumple funciones esenciales como limpiar la sangre, producir bilis, eliminar toxinas y metabolizar nutrientes. Sin embargo, cuando acumula más grasa de lo normal puede desarrollar hígado graso no alcohólico (HGNA), una condición que afecta a uno de cada tres adultos en el mundo.

La gastroenteróloga Adelina Lozano, de la Clínica Ricardo Palma, explica que esta enfermedad está fuertemente asociada al sobrepeso, la obesidad y la diabetes. “El hígado puede contener hasta un 5 % de grasa; cuando se supera este porcentaje hablamos de hígado graso. Lo preocupante es que generalmente no presenta síntomas y suele descubrirse en chequeos de rutina”, señala.

El diagnóstico se realiza principalmente a través de una ecografía, que permite identificar si el hígado contiene tejido adiposo equivalente al 30 % o más de su volumen. En esos casos, es necesario implementar cambios inmediatos en el estilo de vida para prevenir complicaciones como fibrosis hepática o cirrosis.

Estrategias para revertir el hígado graso

La especialista enfatiza que no existen medicamentos específicos para eliminar la grasa hepática: la recuperación depende de modificar hábitos diarios. Estas son las cuatro recomendaciones principales:

  1. Ejercicio regular: practicar al menos 30 minutos de actividad física diaria, combinando ejercicios aeróbicos y de resistencia. También es clave controlar la resistencia a la insulina y los triglicéridos elevados.
  2. Alimentación balanceada: priorizar verduras, frutas, carnes blancas, huevos, queso fresco y grasas saludables como palta, frutos secos y aceite de oliva. La dieta debe ser sostenible, no temporal.
  3. Evitar ultraprocesados y bebidas azucaradas: gaseosas, jugos artificiales, embutidos y pasteles favorecen la progresión del daño hepático.
  4. Comer sano fuera de casa: elegir opciones simples y nutritivas, como pescados o platos poco procesados.

“El hígado graso puede mejorar con cambios en el estilo de vida, incluso en casos con fibrosis, siempre que se logre reducir peso y grasa abdominal”, agrega Lozano. La especialista advierte también no recurrir a remedios caseros o hierbas supuestamente “naturales”, pues algunos pueden causar insuficiencia hepática.