La forma en que caminamos puede afectar directamente nuestras articulaciones y músculos. Un diagnóstico temprano puede evitar complicaciones como esguinces, tendinitis o incluso fracturas.
La forma en que caminamos puede afectar directamente nuestras articulaciones y músculos. Un diagnóstico temprano puede evitar complicaciones como esguinces, tendinitis o incluso fracturas.

Lo que podría parecer un detalle menor, como la forma en que pisamos al caminar o correr, puede ser la causa de múltiples lesiones musculares y articulares. Una pisada inadecuada altera la alineación natural del cuerpo, generando desequilibrios que provocan sobrecargas en zonas sensibles como rodillas, caderas y espalda. Si no se corrige a tiempo, este problema puede desencadenar lesiones severas e incluso llegar a requerir intervenciones quirúrgicas.

El doctor Raúl Gutiérrez, traumatólogo y ortopedista de la Clínica Ricardo Palma, advierte que una evaluación ortopédica completa del aparato locomotor debe realizarse incluso antes de que los niños comiencen a caminar. “Detectar a tiempo una pisada incorrecta permite prevenir complicaciones futuras y proteger el desarrollo óseo y muscular desde la infancia”, señala el especialista.

El diagnóstico clínico de alteraciones en la pisada se complementa con estudios como la plantigrafía, que imprime la huella plantar, y el podoscopio, que permite observarla visualmente. A esto se suma un estudio computarizado de la marcha y del apoyo plantar, tecnología que actualmente permite personalizar tratamientos a través del diseño de plantillas ortopédicas.

El tratamiento más común suele iniciarse con el uso de zapatos ortopédicos, seguido por plantillas personalizadas. Esta terapia ayuda a distribuir de forma correcta la presión en los pies y protege los cartílagos articulares, evitando enfermedades como la artritis, una de las principales causas de dolor y pérdida de movilidad en adultos mayores.

Lesiones más comunes por mala pisada:

  • Esguinces: Lesiones de ligamentos que se estiran más de lo debido, generando dolor e inflamación. Se clasifican en grados I, II y III, según su severidad.
  • Lesiones musculares: Incluyen contracturas, desgarros y roturas de fibras, muchas veces provocadas por sobreesfuerzo o mala postura al caminar.
  • Contusiones: Golpes en tejidos blandos que varían en gravedad dependiendo del impacto.
  • Lesiones de tendones: Desde tendinitis hasta roturas del tendón de Aquiles, generadas por sobreuso o traumatismos.
  • Fracturas: Ruptura total o parcial de un hueso, que puede ser cerrada o abierta, y cuyas causas van desde impactos hasta debilidades estructurales originadas por una pisada inestable.

El doctor Gutiérrez enfatiza que el seguimiento es clave: abandonar el tratamiento puede derivar en daño articular progresivo y necesidad de prótesis. “Caminar bien es un tema de salud, no solo de comodidad. Escuchar al cuerpo y actuar a tiempo es vital para evitar consecuencias mayores”, concluye.

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