Actualmente, un 30% de infantes menores de 5 años presenta problemas para dormir, lo cual se puede deber a diferentes factores que requieren un diagnóstico temprano.
Actualmente, un 30% de infantes menores de 5 años presenta problemas para dormir, lo cual se puede deber a diferentes factores que requieren un diagnóstico temprano.

El descanso infantil es una función biológica esencial que, cuando se ve alterada, puede desencadenar problemas físicos, emocionales y cognitivos en los niños. Sin embargo, los trastornos del sueño en esta etapa no se deben únicamente a malos hábitos. Actualmente, un 30% de infantes menores de 5 años presenta problemas para dormir, lo cual se puede deber a diferentes factores que requieren un diagnóstico temprano.

El Dr. Felipe Santiago Carrillo Ramos, neurólogo de la , explica que las alteraciones más comunes son el insomnio, la apnea del sueño y las parasomnias, como pesadillas o terrores nocturnos. Estas condiciones pueden estar asociadas a factores emocionales, cambios respiratorios, uso excesivo de pantallas y antecedentes familiares.

El especialista detalla que la apnea del sueño, por ejemplo, afecta aproximadamente al 30% de la población infantil con síntomas como ronquidos persistentes y pausas respiratorias durante el sueño. Esta condición, que suele ser subestimada u obviada por los padres, puede tener consecuencias graves como deterioro cognitivo, problemas de aprendizaje y un mayor riesgo de obesidad infantil.

Por otro lado, los problemas emocionales, como ansiedad o depresión, también pueden influir en la calidad del sueño de los niños. “Es común que los niños con estas alteraciones presenten problemas de concentración, irritabilidad o hiperactividad durante el día, lo que afecta significativamente su desempeño escolar y su bienestar general”, señala.

El especialista enfatiza que el tratamiento debe comenzar con la corrección de hábitos, como establecer horarios regulares de sueño, limitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y crear un ambiente tranquilo en el dormitorio. En casos más complejos, se puede necesitar el punto de vista de diferentes especialistas, que incluya la intervención de neurólogos, pediatras, otorrinolaringólogos y psicólogos.

“Es importante que los padres comprendan que el sueño no es solo cerrar los ojos y descansar. Es una función biológica clave para el desarrollo físico y mental de sus hijos. Detectar y tratar cualquier alteración a tiempo puede ser un valor diferencial para el desarrollo de los niños”, asegura el especialista.

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