Tratar a un recién nacido con una infección bacteriana resistente a múltiples antibióticos cuesta, en promedio, más de un salario mínimo mensual en el Perú. Así lo revela un estudio publicado en la revista International Health y liderado por la bióloga María J. Pons, investigadora de la Universidad Científica del Sur, que analizó por primera vez el impacto económico de la resistencia antimicrobiana (RAM) en infecciones del torrente sanguíneo en neonatos atendidos en el Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP), principal hospital público de atención a madres y recién nacidos del país.
El costo promedio para tratar infecciones graves por bacterias multirresistentes alcanzó los US$349, frente a los US$276 que demanda atender casos por bacterias sensibles. Las infecciones asociadas a sepsis tardía —diagnosticadas después de las primeras 72 horas de vida— resultaron ser las más costosas y frecuentes. “Cada hora sin el tratamiento adecuado puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”, advirtió Pons.
La investigación, realizada entre enero de 2017 y junio de 2018, revisó los casos de 288 recién nacidos con bacteriemia confirmada, aplicando la técnica de microcosteo bottom-up para estimar el gasto directo en medicamentos, insumos y hospitalización. El hallazgo más preocupante: el 78 % de las infecciones fueron provocadas por bacterias multirresistentes. Entre los microorganismos más costosos se encontraron Acinetobacter spp. (US$462 por caso) y Pseudomonas spp. (US$392), ambos vinculados a infecciones respiratorias y sanguíneas de difícil tratamiento.
Aunque el estudio no calculó el gasto total para el Estado, sí advierte que, considerando los más de 20 mil nacimientos anuales solo en el INMP, el impacto económico y sanitario podría ser considerable. Pons subrayó que, en provincias, la falta de recursos agrava la situación, obligando a las familias a cubrir traslados, medicamentos y exámenes adicionales, incluso en clínicas privadas.
La resistencia antimicrobiana, clasificada por la Organización Mundial de la Salud como una de las amenazas sanitarias más graves, causó directamente 1.27 millones de muertes en 2019 y contribuyó a cerca de cinco millones más. De mantenerse la tendencia, podría cobrar 10 millones de vidas anuales en 2050, superando al cáncer.