La temperatura corporal de una mujer embarazada tiende a ser más alta de lo normal, y puede subir aún más cuando hace mucho calor. Prevenir el estrés térmico es clave.
La temperatura corporal de una mujer embarazada tiende a ser más alta de lo normal, y puede subir aún más cuando hace mucho calor. Prevenir el estrés térmico es clave.

El verano suele ser la estación más esperada; pero para las mujeres que están en sus últimas semanas de gestación, puede ser incómodo, cuando las molestias que se manifiestan se unen a la intensidad del calor de la temporada.

El parto durante el verano no supone un riesgo o inconveniente para la madre o para el bebé. Sin embargo, la exposición prolongada a altas temperaturas sin los cuidados adecuados puede intensificar algunas molestias comunes del embarazo como la hinchazón, fatiga, problemas para conciliar el sueño o efectos más severos.

Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el calor excesivo puede afectar la termorregulación del cuerpo, lo que hace que las gestantes sean más vulnerables al aumento en su temperatura corporal, la deshidratación y los desequilibrios electrolíticos, lo que puede también desencadenar en partos prematuros y complicaciones durante el trabajo de parto.

En esta línea, la obstetra Nícida Ferreyros enfatiza la importancia de la prevención de los golpes de calor durante la gestación. “Entre los meses de enero a marzo, procura evitar la exposición directa al sol entre las 10 a.m y las 4 p.m. Es fundamental que las embarazadas presten atención a señales como mareos, sudoración excesiva o dolor de cabeza, que pueden ser indicativos de una sobrecarga por calor. Si se presentan estos síntomas, es crucial buscar ayuda médica”, indicó.

Dar a luz en verano

Si el nacimiento de tu bebé coincide con los meses de verano, debes tomar algunas precauciones adicionales para cuidar tu bienestar y el de tu recién nacido, bajo la supervisión de tu obstetra de cabecera. La especialista Ferreyros junto a Babysec, comparten cinco consejos para las mujeres que están a punto de dar a luz en los meses más calurosos del año:

  1. Mantenerse hidratada: El calor intenso puede provocar deshidratación más rápido. Las mamás deben ingerir entre 1.8 a 2 litros de agua a lo largo del día para evitar la fatiga y mantener una circulación sanguínea adecuada. Además, la infusión de menta o el agua de coco también son buenas opciones para reponer minerales. Se recomienda limitar el consumo de las infusiones de hierbas a solo 2 tazas diarias y evitar el exceso de manzanilla, hinojo y jengibre.
  2. Protégete del sol: Evita la exposición directa al sol en los horarios de mayor radiación solar. Si necesitas salir, asegúrate de usar ropa ligera, un sombrero y protector solar adecuado para protegerte de los rayos UV. La sombra y las áreas frescas son siempre la mejor opción.
  3. Cuida tu sueño: Las altas temperaturas pueden afectar tu descanso durante las noches calurosas o las siestas. Se aconseja crear un ambiente fresco y ventilado para dormir, utilizando sábanas de algodón y una almohada entre las piernas para aliviar la presión sobre la espalda.
  4. Combate la retención de líquidos: Tener las piernas hinchadas es común durante el embarazo, especialmente en los meses cálidos. Se sugiere hacer ejercicios suaves como caminatas o yoga prenatal, que ayudan a mejorar la circulación y reducir la hinchazón. Además, se recomienda consumir alimentos ricos en potasio, como el plátano, naranja o melón, lentejas, pescados y verduras de hojas verdes. Asimismo, limitar el consumo de sal y grasas para prevenir una mayor retención de líquidos.
  5. Monitorea tu presión arterial: Hazlo de forma regular durante tus monitoreos, para prevenir el riesgo de hipertensión o preeclampsia, condiciones que pueden empeorar con el calor. Mantén una dieta equilibrada, controla el estrés y evita ejercicios extenuantes. Si experimentas síntomas como dolor de cabeza, visión borrosa, hinchazón o dolor abdominal, consulta a tu médico de inmediato.

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