Con la llegada de la temporada de frío, las infecciones respiratorias como la influenza y la neumonía incrementan su incidencia, afectando especialmente a personas con enfermedades crónicas o sistemas inmunes debilitados. En este contexto, especialistas de la salud advierten que la vacunación no es exclusiva de los niños, y que los adultos también deben inmunizarse como una medida preventiva clave.
El doctor Julio Cachay, médico internista de la Clínica Ricardo Palma, subraya que “la vacunación ha demostrado ser una de las intervenciones más costo-efectivas, tanto a nivel individual como comunitario, sobre todo en poblaciones vulnerables como los adultos mayores o quienes padecen afecciones médicas”.
Según el especialista, existen tres vacunas esenciales que todo adulto sano debería considerar para proteger su salud durante el invierno:
- Influenza: la vacuna debe aplicarse cada año, ya que los virus mutan constantemente y la inmunidad generada disminuye con el tiempo. Es crucial para prevenir complicaciones severas como bronquitis o neumonía.
- Neumococo: esta bacteria puede causar enfermedades graves como neumonía, meningitis u otitis media. Se recomienda aplicar la vacuna conjugada (PCV13) y luego, al cabo de un año, la polisacárida (PPSV23), con refuerzos cada cinco años.
- Herpes zóster (culebrilla): indicada a partir de los 50 años o en personas con alto riesgo. Ayuda a prevenir brotes dolorosos de la infección viral y su complicación más común: la neuralgia postherpética. Se administra en dos dosis con un intervalo de dos a seis meses.
Vacunarse es un acto de prevención y responsabilidad social, especialmente en un contexto donde los virus respiratorios circulan con mayor frecuencia. “No se trata solo de protegernos, sino de cortar la cadena de transmisión y reducir la presión sobre los servicios de salud”, concluye Cachay.