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José Tola, el pintor y escultor genial, que era elogiado y criticado y supo cómo perturbar desde su arte, murió ayer a los 76 años en su casa, en .

Como se sabe, el artista plástico venía luchando contra el  y su estado de salud vino decayendo con el pasar de los meses.

A pesar de esto, Tola se mantenía en actividad y una de sus últimas participaciones en público fue en una exposición en Lima 2019.

José Tola, como dijo en una de las entrevistas que dio a los medios -que fueron pocas-, estaba viviendo de una manera distinta, desde un redescubrimiento de lo íntimo, trabajando en sus proyectos y pensando en su mejor testimonio, honesto, el cual iba a dejar para las siguientes generaciones.

Obra

José Tola ha sido reconocido como uno de los artistas plásticos más importantes de la historia del arte peruano.

Sus pinturas, esculturas, vitrales, entre otras obras, fueron exhibidas en el país y en el extranjero.

Además, forma parte de colecciones del Museo de Arte Contemporáneo de Lima, el Museo de Arte de Lima, el Museo de Arte Moderno de México, la colección permanente del Banco Mundial en Estados Unidos, entre otros.

Con más de 40 años de trayectoria en el mundo del arte, Tola estuvo en movimiento, viajando desde Lima hasta distintos puntos de Europa para estudiar, pintar o exponer sus obras. Sin embargo, siempre regresaba a esta ciudad.

“Crear desde lo más hondo: la verdad o nada. Nunca más claro. La angustia, no. Es peor. Leo, corrijo mi novela Ego azul. ¡Se publicará! Dibujo. El lienzo en blanco, espera. Ni hoy ni mañana. No hago cuadros, es cierto; nunca los he hecho. Otra vez el cuestionamiento, nuevamente el ‘¿Quo vadis?’. No hay respuesta. Nunca la hay. En esto uno está solo ante un enorme, oscuro ‘horizonte vacío... solo y quizá solo para siempre’. La misma idea. En el arte no hay progreso, eso lo saben, si no todos, algunos..., o...”, escribió Tola en su “autobiografía”, publicada en la web, para retratar su vida en 1997.

En los últimos años, sus personajes antropomorfos hablaron por él desde los colores y las formas, que plasmaban las angustias, el sufrimiento, las calles de Lima, las experiencias: la rebeldía de lo monstruoso.