​Linda Lecca: “El box me ha hecho una mujer segura y decidida”
​Linda Lecca: “El box me ha hecho una mujer segura y decidida”

El día en que  se matriculó por primera vez en una academia de box, su padre le dijo al entrenador: “Acá le traigo a la futura campeona mundial”. No se equivocó. A sus 26 años, la trujillana no solo ha conseguido tocar la gloria con sus puños, sino también defenderla como si se tratara del tesoro más preciado.

¿Cómo nació tu pasión por el box?

Mis primeros pasos se notaron a los 7 años cuando vivía en mi tierra natal, Trujillo. Recuerdo que en el colegio jugaba con mis compañeros a las peleas, hacía una ronda y les decía a cada uno con quién enfrentarse (risas).

Pero el gusto por dicho deporte partió de casa...

Claro. Mi familia tiene dos pasiones: el box y la música. Yo siempre veía a mi padre y mi abuelo practicar el deporte. Me parecía divertido y, por eso, hacía lo mismo en el colegio.

¿Alguna vez te llamaron la atención por jugar de esa forma?

Al inicio sí, pero después se acostumbraron (risas).

¿Cuándo dejó de ser el box solo un juego?

Conforme crecí, el gusto por este deporte se fortaleció. En Argentina, donde radiqué 18 años, siempre veía los campeonatos de box. Fue así que a los 12 años le pedí a mi papá que me regale un saco de box y un par de guantes para practicar en casa. Dos años después le dije: papá quiero anotarme en una academia de boxeo.

¿Qué te dijo?

Se quedó sorprendido, pero le dio mucha felicidad. Me llevó a la Casa del Boxeador en Argentina y estuve allí por un año. Luego, mi profesor le dijo que debía llevarme a un nivel más competitivo y me anotó en la Federación Argentina de Box. Estuve dos años practicando y después me dieron la licencia de boxeadora amateur.

Gran parte de tu formación se dio en Argentina...

Digamos que sí, pero siempre he peleado por el Perú

¿Por qué regresaste a este país?

Regresé para pasar fiestas con mi familia, pero en ese entonces estaban como campeones Kina Malpartida y Alberto Rossel. Yo tenía 6 peleas como profesional y siempre había soñado con pelear acá. Entonces, contacté con el promotor, me evaluó y decidió dirigir mi carrera como boxeadora mundial. Ahora llevo dos años en Perú.

En mayo de este año te convertiste en la nueva campeona mundial supermosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). ¿Qué significó ello?

Fue algo muy hermoso, sentí una gran alegría y emoción. Sin embargo, era un momento que yo esperaba porque había luchado muchos años.

Hace poco lograste retener tú título...

Sí. Retenerlo me dio una gran satisfacción, porque vale la pena el esfuerzo que hago. Mi familia es el pilar más grande que tengo.

¿Cómo te preparas para una competencia de ese nivel?

Mis entrenamientos son muy estrictos y fuertes. Ser boxeadora es duro, pero amo esta profesión.

¿Qué sientes cuando estás en un ring de box?

Ganas de lograr mi objetivo. Soy temperamental y decidida, por eso siempre ataco cuando debo hacerlo pero antes evalúo los puños de mi rival.

¿Cómo te encuentras un día después de una competencia?

¡Uy mamita! Eso es lo más feo, me duele todo, no me puedo ni sentar. A veces no tengo golpes en la cara pero sí en todo el cuerpo, por eso tomo desinflamantes y descanso.

Si no tienes miedo a los golpes, ¿a qué le temes?

Yo no sé cómo soy boxeadora, si cuando me jalan el cabello un poco más y lloro (risas). También le temo a las inyecciones, no puedo ni verlas. Creo que cuando estoy en un ring me transformo (risas).

¿Qué te ha enseñado el box en todo este tiempo?

El box me ha hecho una mujer segura y decidida, no solo en el deporte sino también en mi vida personal.

Ahora estás a la espera de los Laureles Deportivos...

Sí, estoy esperando, no sé si sentada o echada (risas). Tampoco estoy desesperada, pero sería una gran motivación.

¿Cómo te imaginas de acá a unos años?

Todavía tengo mucho por conquistar en este deporte, pero también quiero estudiar administración y poner mi negocio.

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