Mujeres sufren de esta enfermedad por mala alimentación y cuidado de su imagen. Foto: GEC.
Mujeres sufren de esta enfermedad por mala alimentación y cuidado de su imagen. Foto: GEC.

En Arequipa, cada vez más adolescentes libran una batalla silenciosa contra su cuerpo. Tras la pandemia de la COVID-19, los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), como la anorexia y la bulimia, han dejado de ser casos aislados para convertirse en un problema creciente de salud mental.

Los TCA son conductas dañinas relacionadas con la alimentación, que pueden iniciarse en la niñez y se desarrolla durante la adolescencia. En el caso de la anorexia, la persona restringe severamente la comida con el objetivo de perder peso. El uso de laxantes, ejercicio excesivo compulsivo y la adopción de dietas extremas encontradas en internet, forman parte de esta peligrosa conducta.

“No es solo querer bajar de peso. Es una obsesión que se disfraza de estilo de vida saludable. Muchas adolescentes hablan de perder calorías y peso como si fueran expertas en nutrición y eso es un error muy grave”, sostiene Ricardo Ibáñez, jefe del área de siquiatría del hospital Honorio Delgado. La pérdida de peso extremo también lleva a las mujeres a la interrupción del ciclo menstrual por falta de grasa corporal, lo cual altera el funcionamiento hormonal.

La bulimia se caracteriza por episodios de atracones alimentarios seguidos de vómitos autoinducidos. Las personas sienten que han perdido el control sobre su alimentación, ingieren grandes cantidades de comida y luego sienten culpable y hasta vergüenza. Entonces, intentan deshacerse de la comida sobrante a como de lugar. “He tratado casos donde las jóvenes usaban cepillos de dientes u otros objetos para provocarse el vómito, y algunas hasta llegaron a tragarlos”, relata el psiquiatra. Estas prácticas pueden dejar secuelas permanentes. Muchas pacientes desarrollan reflujo gástrico crónico, y algunas pueden presentar daño neurológico.

PREOCUPANTE CRECIMIENTO

Con el paso de los años, se ha registrado un considerable incremento de las TCA en la población peruana. En el estudio denominado “Tendencia de admisiones hospitalarias por trastornos de la conducta alimentaria en la población peruana: un estudio ecológico”, desarrollado por estudiante de medicina de la Universidad Continental de Huancayo, se analizaron con datos del Ministerio de Salud las admisiones hospitalarias por TCA en la población peruana, entre el 2007 y 2022.

Durante dicho periodo de tiempo, se registraron 18 mil 601 casos de anorexia nerviosa, de los cuales el 97.13 % correspondieron a consulta externa y solo el 2.87 % a hospitalización. En cuanto a la bulimia nerviosa, se reportaron 11 mil 788 casos, con una distribución similar: 98.35 % en consulta externa y 1.65 % en hospitalización.

Lo que se evidenció fue un aumento progresivo de casos, donde la tasa de morbilidad por anorexia nerviosa en consulta externa pasó de 4.47 por cada 100 mil habitantes en 2011 a 21.44 en 2022, mientras que en hospitalización aumentó de 0.22 a 0.57 en el mismo periodo. Para la bulimia nerviosa, la tasa en consulta externa pasó de 3.8 en 2011 a 13.0 en 2022, con un comportamiento fluctuante en hospitalización.

Los datos también reflejaron que las mujeres fueron las más afectadas, representando el 86 % de los casos de anorexia nerviosa y el 91.84 % de los casos de bulimia nerviosa.

PANDEMIA EL GATILLO

Además, se observó un pico significativo durante la pandemia de COVID-19 en 2020, con 4 mil 123 casos de anorexia nerviosa y 2 mil 470 de bulimia nerviosa en consulta externa, lo que sugiere una relación con el confinamiento y factores psicosociales asociados. A nivel regional, Lima, Arequipa y Callao presentaron las tasas más elevadas de morbilidad.

Según cifras de atención brindadas en los Centros de Salud Mental Comunitarios implementados en la Red de Salud Arequipa - Caylloma, respaldan esta preocupante situación. En 2020, el personal especializado realizó 318 atenciones por casos de anorexia y bulimia; en 2021 fueron 463; en 2022, mil 47; en 2023, mil 492; y el 2024 cerraron el año con mil 415 atenciones por estos trastornos.

IMAGEN

El contexto sociocultural también juega un rol clave. El 60% de los casos están vinculados a la presión social por encajar en estándares de belleza, la exposición constante a imágenes en redes sociales y la obsesión por la delgadez.

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