Iniciativa ayacuchana de siembra y cosecha de agua de lluvia recibe galardón en COP20
Iniciativa ayacuchana de siembra y cosecha de agua de lluvia recibe galardón en COP20

El trabajo de la siembra y cosecha de agua de lluvia, plasmadas en más de 70 lagunas en las alturas de la comunidad indígena de Quispillaccta, impulsadas por la Asociación Bartolomé Aripaylla (ABA Ayacucho), fue el ganador del concurso de buenas prácticas frente al cambio climático en el medio rural, organizado por el Ministerio del Ambiente (Minam). ABA fue premiada en una ceremonia especial durante el desarrollo de la COP20.

El reconocimiento de la buena práctica a favor de la mitigación de los efectos del cambio climático fue distinguido por el ministro Manuel Pulgar Vidal, en el marco del Premio Nacional Ambiental 2014, en el auditorio Platinium Garden, espacio público denominado “Voces por el clima”.

“Este premio se lo dedicamos a toda la comunidad de Quispillaccta (Chuschi), cuyos miembros con su incansable labor por hacer frente al cambio lograron estabilizar en vasos naturales más de 70 lagunas y otras diez que se encuentran en proceso, los cuales aportan en la recarga hídrica de las cabeceras de cuenca”, indicó la directora ejecutiva de ABA, Magdalena Machaca.

inicios. La siembra y cosecha de agua de lluvia, es una práctica que inicia con el pedido de los comuneros de la localidad de tuco, Quispillaccta a finales de la década del 90, donde las sequías amenazaban con fuerza a sus pequeños cultivos que servían para el autoconsumo. allí solicitaron aprovechar los vasos naturales en las alturas para acumular agua de las lluvias.

“Todo este trabajo viene de la sabiduría ancestral de nuestro pueblo, donde existe un respeto mutuo con la pachamama (madre tierra) y para mantener la armonía criamos el agua a través de la siembra y cosecha. A ello le llamamos Sumaq Kawsay (Buen vivir)”, manifestó.

Por su parte, otro de los representantes de la institución ABA Ayacucho, Lorenzo Núñez, mencionó que gracias a las lagunas que se lograron perennizar entre 2 mil 800 a 4 mil 600 metros sobre el nivel del mar, los bofedales y puquiales que existen en la zona ya no se secan, garantizando pastos verdes casi todo el año para los animales, que a su vez sirven para el autoconsumo y para el sostenimiento económico de las familias con la venta de carne.

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