POR: DARÍO ROMÁN CASANOVA
Juan Diego Mottas Herrera tenía un sueño sencillo, pero profundo: celebrar sus 18 años con orgullo, con algo ganado por él mismo. Por eso, con solo 17 años y el corazón lleno de ilusiones, aceptó embarcarse por primera vez junto a su padrastro José Andrés de la Cruz Correa en una faena de pesca. El 23 de abril, zarpó desde el muelle artesanal José Olaya Balandra, en San Andrés, Pisco en busca del bonito, sin imaginar que ese sería el inicio de una pesadilla para toda su familia.
Dos días después, el 25 de abril, se tuvo la última comunicación con la embarcación “Yeick y Dylan” (matrícula PS-51919-BM). Por radio, uno de los tripulantes alcanzó a decir, con desesperación: “Nos hundimos, nos hundimos”. Desde ese momento, se perdió todo contacto. El mar guardó silencio. Y las familias comenzaron a gritar con el alma.
SU HISTORIA
Juan Diego no es un desconocido. Futbolista talentoso, apasionado y querido en los equipos de San Andrés y Pisco, era un joven con sueños nobles: ayudar a su familia, salir adelante, y festejar sus 18 años —que cumpliría el 12 de mayo— con alegría y dignidad. No es pescador de oficio, es un joven valiente que quiso aportar desde donde podía.
Lo que hiere aún más es la falta total de respuesta por parte de las autoridades. No fue la Marina. No fue Capitanía. Fueron los propios pescadores del pueblo quienes, el 3 de mayo, hallaron la embarcación a la altura de Cerro Azul. Ellos, con sus propios medios, su propio combustible y sus propios miedos, la encontraron. Porque el amor no espera permisos, ni necesita órdenes: solo necesita humanidad.
Conversamos con su abuela, la señora María Isabel Torres Valenzuela, con quien vive Juan Diego y nos pide con lágrimas que hagamos llegar su pedido a las autoridades y así puedan ponerse en el lugar de las seis familias y ayuden en la búsqueda, ella refiere que tiene la fe y esperanza en Dios que ellos aún se encuentran con vida y volverán a casa, y a pesar de que a veces las fuerzas se le va de tanto llorar por su nieto y su yerno ella sabe que Dios y las autoridades la escucharán.
Sin embargo, en lugar de ser apoyados, los pescadores de San Andrés han sido multados por salir a buscar a sus compañeros desaparecidos. La Capitanía de Pisco ha preferido sancionar, antes que colaborar. Y eso, no se puede callar. Las familias han enviado dos solicitudes oficiales a la Marina de Guerra del Perú y no han recibido respuesta alguna. ¿Hasta cuándo este abandono?
DRAMA
San Andrés no es el mismo desde aquel 25 de abril. Está herido, pero también más fuerte que nunca. Porque estos seis hombres no son cifras, ni casos… son nombres, son abrazos pendientes, son hogares incompletos. Y porque, mientras haya amor, la esperanza no se hunde.
Las familias de José Luis Díaz Sánchez, Jackson Ali Stalin Sánchez, José Andrés de la Cruz Correa, Yohisber Gustavo Peraza Borges y Carlos Medina Díaz los esperan.
Este no es solo el caso de Juan Diego. Es la historia de seis familias que aún creen, que aún buscan, que aún esperan. Una comunidad entera los acompaña y exigen a las autoridades que brinden el apoyo para la búsqueda de estos seis pescadores de la misma manera como se busca hoy en día a la Alférez de La FAP.
VIDEO RECOMENDADO:
