Cientos de personas se congregan hoy para recordar a sus seres queridos y amigos fallecidos en el del 15 de agosto de 2007, ocurrido hace exactamente 18 años. Asimismo, muchas viviendas, colegios, iglesias y otros inmuebles

Destrucción en Pisco

La población de Ica, y especialmente de Pisco, revive con profunda nostalgia y pesar aquel fatídico día que marcó la historia de toda una región. El sismo de 8.0 grados en la escala de Richter, con epicentro a 40 kilómetros al oeste de Pisco, dejó un saldo devastador: 596 personas fallecidas, 1291 heridos, 450,000 damnificados, y más de 48,000 viviendas destruidas, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci).

Uno de los lugares más emblemáticos de esta tragedia es el Cementerio General de Pisco, que en aquel entonces se convirtió en una fosa común, albergando los cuerpos de centenares de víctimas que fallecieron como consecuencia del colapso de sus viviendas.

Ante la magnitud del desastre, los administradores del cementerio tomaron la decisión de entregar un gran terreno a las familias afectadas, el cual fue nombrado posteriormente como el Campo Santo “15 de Agosto”. Hoy, este espacio se ha convertido en símbolo de memoria y homenaje, donde los familiares y amigos —muchos de ellos sobrevivientes— se reúnen cada año para rendir tributo a quienes perdieron la vida.

Como parte de las conmemoraciones, la Iglesia Belén, casa del “Patrón Jurado y Protector de Pisco”, el Señor de la Agonía, mantiene la tradición de tocar sus campanas a las 6:40 de la noche, hora exacta en la que inició la tragedia. Este acto simbólico se ha convertido en un momento solemne de reflexión y unidad para todos los pisqueños que vieron partir a sus seres queridos.

Ansiada reconstrucción

Hoy 15 de agosto se cumplen 18 años del terremoto que sacudió la región Ica. Pese a todo el tiempo transcurrido (en la provincia de Chincha) todavía hay instituciones que están en espera de la tan ansiada reconstrucción. Es el caso del colegio denominado emblemático Andrés Avelino Cáceres, en Chincha Alta, así como también la iglesia Santiago Apóstol, ubicado en el distrito de Chincha Baja.

El movimiento brusco de la tierra, ocurrido en el 2007, causó la muerte de decenas de chinchanos. También causó el colapso del nosocomio local por la cantidad de emergencias atendidas en un mismo día. La tierra se abrió en Canchamana, al igual que la pista en el sector de La Perla, además del desplome de viviendas e instituciones. Todo ese desastre y las pérdidas dejadas son huellas imborrables para los que sobrevivieron al terremoto.

En la actualidad puede palparse las consecuencias de la catástrofe, como en la av. Luis Massaro, con el colegio ex Comercio. Por fuera la institución no muestra dificultad de infraestructura. Sin embargo, en su interior lo primero que aparecen son las aulas prefabricadas.

Esos ambientes no son nuevos, llevan ya varios años siendo utilizados para la formación de cientos de alumnos. En este caso, la reconstrucción ha quedado solo en palabras.

Mientras que, en Grocio Prado, el colegio Melchorita que alberga a niños, niñas y adolescentes de los tres niveles de educación, sigue a la espera de la inversión regional. El local escolar quedó en pésimas condiciones tras el evento natural del 2007 y al estar declarado inhabitable se optó por demoler sus aulas, servicios higiénicos y otros ambientes. Los directivos y padres de familia aguardan por que se convoque a licitación para lograr al fin un nuevo colegio.

Otra muestra presente del terremoto está en el perímetro de la Plaza de Armas de Chincha Baja. El 15 de agosto de hace 18 años, la iglesia colonial sufrió daño severo en su infraestructura. Antes del sismo esta joya de la arquitectura era un atractivo para los visitantes, ahora solo ha quedado parte de la fachada. Según informó el gobierno local la recuperación de este símbolo religioso será mediante Obras por Impuestos.

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