Dar la vida por los otros
Dar la vida por los otros

Escrito por: Omar Aliaga Loje

Aquella mañana en su oficina de la avenida España su expresión se transformó luego de escucharnos. Estábamos con mi amigo y excompañero del diario, Edwin Saavedra, y le explicamos que nos interesaba hacer una nota sobre la gente que habitaba en la zona cercana a la quebrada El León (antes de El Niño Costero).

“¡Hasta que por fin alguien se preocupa por eso!”, dijo César Flórez excitado, como si oyera finalmente algo que venía esperando por años. Y de inmediato sacó un mapa gigante, lo extendió sobre la mesa y empezó su exposición. Tenía los ojos intensos, la voz exultante.

Unos tres o cuatro años después lo contactamos para que nos dé una charla en la redacción de diario Correo, dentro de las actividades del Comité de Seguridad y Salud en el Trabajo del periódico. “Los felicito por esta iniciativa”, nos dijo antes de empezar a explicarnos, diapositivas de por medio, sobre la forma de ordenarnos en nuestros protocolos dentro de la redacción para evitar accidentes de trabajo.

Personalmente he tratado poco a César Flórez. No era mi amigo ni mucho menos, y desde luego no estaba muy contento cuando publicamos en nuestras páginas que era uno de los funcionarios municipales observados por Contraloría por carecer de título universitario (solo tenía bachiller). Eso fue apenas el año pasado. De hecho, en agosto del reciente 2019 él salió a la prensa para indicar que, efectivamente, dejaba el cargo de subgerente de Defensa Civil en la municipalidad de Trujillo para abocarse a terminar su tesis que le dé la licenciatura de ingeniero.

“Tengo 40 años trabajando en esto. No son 40 días ni 40 meses, son 40 años de experiencia en gestión de riesgo; y no solo aquí, sino en diferentes partes. Pero respeto la decisión de la Contraloría y por eso me retiro del cargo para poder sustentar mi tesis este mes y colegiarme”, dijo en ese momento.

Y así fue. César Flórez Corbera sacó su título y volvió a servir en la municipalidad. En ese retorno suyo a la función pública cayó la pandemia del coronavirus. Y pese a ser hipertenso, salió a las calles para ponerse en la primera línea de batalla, como ahora se dice, y que en este caso sí tiene sentido decir porque batalló como un soldado que ejecuta una misión cual compromiso de vida. Los videos que ahora se han difundido dan fe de su lucha, de esas horas duras en las que César Flórez se metía a los puestos de los mercados y, pese a la mascarilla, hacía sentir su enérgica y cálida voz para que los comerciantes mantengan su distancia, para que se cuiden, para que cuiden al resto, por el amor de Dios.

Su muerte por coronavirus deja una lección y un dolor mayúsculo entre todos los que lo conocieron. Pero quienes lo quisieron en vida deben sentir orgullo de este funcionario cabal: murió cumpliendo con su deber sagrado hasta el final, arriesgando la vida por el otro, por todos.

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