Durante tres años y medio, más de 500 estudiantes del nivel primario de la institución educativa José Carlos Mariátegui Lachira, ubicado en el centro poblado de Monte Castillo (Catacaos), reciben sus clases en aulas de triplay, algunos en salones antiguos en mal estado, en medio de focos de contaminación y sin las medidas de seguridad, debido a que la obra de reconstrucción del plantel se encuentra paralizada, tal como lo evidenció un equipo de auditores de la Contraloría General.
De acuerdo con el compromiso del vicecontralor de Control Sectorial y Territorial, Marco Argandoña Dueñas, en su reciente visita a este colegio, una comisión de la Gerencia Regional de Control de Piura se trasladó hasta este lugar.
Los niños están distribuidos en cuatro ambientes diferentes: el pabellón de secundaria, el pabellón antiguo, un espacio frente a un parque y un área de un local comunal.
Condiciones precarias
En el pabellón de secundaria se identificaron situaciones de riesgo para los escolares, como vidrios rotos en ventanas, conexiones eléctricas expuestas, mobiliario malogrado, salones con poca ventilación e iluminación, incluso algunas aulas no tienen ventanas, canaletas de evacuación de agua con rejillas mal colocadas, acumulación de agua estancada y basura, entre otras deficiencias.
En este lugar se han habilitado 10 aulas, algunas usan de pared el cerco perimétrico y la pared de otra aula prefabricada. También se han sacrificado ambientes destinados para los escolares de secundaria, como plataformas deportivas, laboratorios, biblioteca, salón de usos múltiples, entre otros.
Otro grupo estudia en un pabellón antiguo situado a unas cuadras del nivel secundario que tiene una antigüedad de 50 años. Antes era usado como almacén, pero ante la necesidad de atender el servicio educativo se han acondicionado algunos salones, pese a que representa un peligro para los niños, debido al mal estado de la infraestructura. Además, a un costado de un aula se ubica un corral de crianza de cerdos y otros animales domésticos, de donde emana un fétido olor. A ello se suma la proliferación de palomas, cuyo excremento se aprecia en paredes, techos y pisos, afectando a escolares y docentes.
Frente a este pabellón, contiguo al parque Arroyo Mío, se sitúa otra aula. Detrás de ella se ha acondicionado un patio. Allí se detectó la falta de una tapa de concreto para cubrir una cisterna de agua. Los pequeños podrían acceder con facilidad a este depósito y sufrir algún accidente.
LEER MÁS: Sullana: Anuncian marcha pidiendo culminación del colegio SalaverryEl resto de estudiantes se ubica en un espacio de un local comunal. Las aulas que han sido acondicionadas por los propios padres de familia son de triplay, caña y calamina. No tienen ventanas. En estas condiciones, los niños se enfrentan a altas temperaturas propias del Bajo Piura.
Asimismo, los menores no cuentan con un lugar apropiado para la recreación, tampoco con biblioteca ni centro de cómputo. Los servicios higiénicos se encuentran en pésimas condiciones de salubridad, falta de agua potable y alcantarillado. En tanto, los vehículos que transitan por la zona levantan el polvo, lo cual puede desencadenar en afecciones respiratorias, sin contar los accidentes que puedan causar, pues los niños deben salir a la calle al no tener área de recreación.
Tras el fenómeno de El Niño Costero, se demolieron unas aulas inhabitables para levantar dos pabellones de tres pisos cada uno y así albergar al nivel primario. Sin embargo, la obra que debió concluir en 150 días calendario continúa paralizada desde octubre de 2021. Su costo de inversión actualizado supera los S/ 8 millones y tiene un avance de ejecución física de apenas 35%.
SEGUIR LEYENDO: Avizoran una solución a obra emblemática abandonadaPersisten observaciones
Respecto a la obra inconclusa, el informe de Orientación de Oficio N° 069-2025-OCI/0190-SOO, de fecha 17 de julio de 2025, revela que se ha identificado una persistencia de observaciones formuladas por el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (Pronied) a la formulación del expediente técnico del saldo de obra que no han sido corregidas por el contratista, pese a que el plazo otorgado venció hace 43 días.
Dicha situación se suma a la demora en la revisión de los entregables, lo cual genera incertidumbre en su aprobación y en la obtención del financiamiento de la obra. De esta manera, se impide que los alumnos cuenten con infraestructura en condiciones adecuadas.
En octubre de 2024, la entidad firmó con un consorcio el contrato para la elaboración del expediente técnico del saldo de obra por un monto total de S/ 98 053 y un plazo de 45 días calendario.
De igual manera, las situaciones evidenciadas respecto a los aspectos que vienen afectando el adecuado servicio educativo, la seguridad y la salubridad, serán puestas de conocimiento ante los entes competentes, a fin de que se tomen oportunamente las acciones necesarias que garanticen que los niños reciban un servicio educativo de calidad y en condiciones adecuadas.
La Contraloría seguirá de cerca las acciones que se ejecuten por las situaciones encontradas, así como al anhelado proyecto, para garantizar el derecho a la educación de los estudiantes.