Helados de chocolate de factura industrial, presentes en supermercados o los carritos callejeros. Para los efectos de este texto, pasarían desapercibidos si no fuera por un detalle, señalan la procedencia del cacao, específicamente, Tarapoto. Esto se repite en algún empaque de café que resalta el origen Villarrica o cervezas elaboradas con granos andinos o que distinguen su tipo de malteado o amargor.
Se preguntarán, ¿qué tiene eso de especial? Pues mucho. Hasta hace pocos años, esto no era relevante para café, chocolate o cervezas artesanales. Ahora expresa un síntoma sobre los cambios que experimentan los consumidores en sus gustos. Aquí todo ha sumado: catas y degustaciones, agroferias, productores artesanales, taprooms de cerveza, salones de café y chocolate, entre otros espacios, que, han tallado nuevas necesidades o intereses en los comensales, estimulado el apetito por productos que narren una historia, con sello de identidad y origen, amigables con el ambiente, socialmente responsables y de trazabilidad rastreable, además, de ser buenos y sabrosos.
Las grandes empresas invierten cuantiosos recursos en estudios de mercado. Observan a los consumidos, sus hábitos, sus intereses y con esa información detectan oportunidades de negocios. No se limitan a preguntarle a los pocos amigos o vecinos, generalmente, con gustos afines. Contratan profesionales que van desde actuarios, sociólogos, especialistas en mercadeo, educadores, incluso filósofos. Entonces, resultados en mano, toman decisiones de negocios que requieren también recursos cuantiosos para ejecutarlas. Es decir, si el empaque dice Tarapoto, Villarrica, IPA, leche cruda, orgánico, bean-to-bar, es la materialización de los resultados obtenidos.
Sacarle provecho al rebufo. Dicho de otro modo, todo el trabajo que por años vienen haciéndose desde espacios pequeños, artesanales, académicos, por ejemplo, sí está surtiendo efecto en el mercado y las empresas más grandes lo ven nítidamente, echan mano de esa información y no ese les puede culpar, porque se han tomado el tiempo de investigar.
Qué tal si en contraparte, emprendedores, productores, empresarios pequeños, cooperativas, asociaciones, escuchan o leen detenidamente a los representantes de dichas empresas, que de una forma u otra cuentan y hasta comparten los resultados.
Invito a observar y escuchar con detenimiento, sacarle provecho al hecho que alguien con más recursos, se ha tomado el tiempo y el esfuerzo para vislumbrar lo que viene como las tendencias, gustos emergentes y oportunidades de mercado. Es lo que en ciclismo y Formula 1 se llama “rebufo”, es decir, el más fuerte se pone a la cabeza y corta el aire evitando que el equipo gaste innecesariamente su energía.
Hay que mirar con detenimiento los casos exitosos, prestar atención, despojarse de los prejuicios, poner cabeza fría y aprender. No se trata de copiar. Pero tal como dije en este espacio anteriormente, algo están haciendo bien y esa información es increíblemente útil para salir adelante. Las empresas grandes miran, aprenden y lo hacen rentable, los pequeños en gran medida han sido su escuela y han abierto brechas. Aquí todos tenemos algo que decir y aprender, no permitamos que los prejuicios y la resistencia impidan que nuestros proyectos sean exitosos.