Las polladas, ícono de la gastronomía popular peruana, han dado un salto cualitativo que las ha llevado de las calles y barrios populares a convertirse en la estrella de eventos corporativos, celebraciones familiares, ferias y festividades comunitarias. Este plato tradicional, antes asociado a colectas improvisadas para causas solidarias, hoy se presenta con estándares profesionales que conquistan paladares y generan oportunidades de negocio.
“El público busca revivir las tradiciones, pero con calidad profesional y sin complicaciones. En los últimos años hemos visto un crecimiento sostenido en la demanda, con clientes que buscan este tipo de servicio como parte de su identidad cultural”, afirma Rodolfo Cuadros, gerente general de Polladas Niños Chicken, empresa con más de 40 años en el rubro y pionera en llevar la experiencia de la pollada a domicilio para todo tipo de eventos.
La clave del éxito está en ofrecer una experiencia completa: desde equipos de cocina móviles y parrillas industriales hasta personal capacitado y un servicio integral que incluye la limpieza posterior. Polladas Niños Chicken, por ejemplo, puede atender desde reuniones de 50 personas hasta eventos de más de 20,000 asistentes, garantizando sabor tradicional y eficiencia en cada plato servido.
Aunque el modelo ha evolucionado hacia lo empresarial, su esencia solidaria sigue viva. “Aún recibimos pedidos para apoyar colectas, colegios, hospitales o iglesias. Esa parte humana nunca debe perderse, porque es lo que nos identifica como peruanos”, añade Cuadros.
Las polladas profesionales han logrado algo poco común: unir tradición, eficiencia y cercanía en un formato gastronómico sostenible, con fuerte arraigo emocional. Una muestra más de que en el Perú, la comida no solo alimenta, también une, celebra y transforma.