“Pero ahora resulta que el cacao es un gran negocio. los reportes de países productores donde se está resembrando sin control, traerá consecuencias que es posible acentúen la crisis”, escribe Vanessa Rolfini.
“Pero ahora resulta que el cacao es un gran negocio. los reportes de países productores donde se está resembrando sin control, traerá consecuencias que es posible acentúen la crisis”, escribe Vanessa Rolfini.

Hace más de un año entrevisté a un experto en biodiversidad y le pregunté sobre los peligros que corre el cacao a la luz de la crisis climática. Palabras más, palabras menos, me explicó que se trata de un cultivo que se ha adaptado a los cambios por miles de años con éxito, que tiene suficientes recursos para enfrentarlos y que en realidad la verdadera amenaza es la acción de los seres humanos.

La situación que vive el sector es consecuencia del abuso de un cultivo que necesita integrarse al ecosistema, a lo que se suman a grosso modo, las condiciones precarias de los productores y un manejo del mercado que genera todo tipo de reservas. Sí, con responsabilidad digo, al cacao lo está aniquilando la ambición.

Los precios han superado la barrera de los diez mil dólares en los rangos de peor calidad, esos, que con mucha suerte hasta el año pasado apenas sobrepasaban los dos mil dólares la tonelada. Pero, ya venían dándose señales, la “debacle” africana no sucedió de un día para otro. Sería ingenuo creer que ayer las plantaciones estaban sanas y hoy amanecieron enfermas.

Lo que pasa es que el temblor fue del otro lado del Atlántico y aquí nos llegó el tsunami. Pero el problema no lo contienen las líneas fronterizas ni el océano, en esta isla llamada Suramérica estamos todos expuestos. En el caso del Perú, se suman problemas en algunas regiones, especialmente del norte, donde entre los precios bajos de años anteriores, el niño y las plagas, la sustitución de cultivos ha sido importante.

Pero ahora resulta que el cacao es un gran negocio. Los reportes de países productores donde se está resembrando sin control, traerá consecuencias que es posible acentúen la crisis. Quien tiene los recursos se ha abastecido de cacao para los próximos años, esperando, creo yo, que las cosas vuelvan a su cauce. No soy bióloga, ni agrónoma, ni experta en clima, pero la envergadura de lo que pasa no es algo se subsanará en un par de años.

Lo que más me duele de todo esto, es que al parecer no hemos entendido ni aprendido nada. Bien valdría detenernos un minuto a pensar o reflexionar lo sucedido, tomar acciones que corrijan y aseguren cacao de calidad en el futuro. Como me dijo un ingeniero agrónomo que trabaja en el Vraem, “ahora le sacarán provecho a los cacaotales a costa del desgaste del suelo. Es como la fiebre del oro”. Pero en contraparte, los productores cobrarán precios justos por un cultivo que tradicionalmente ha sido mal pagado. Insisto en elevar una oración para que aprovechen esta contingencia con sabiduría.

Mientras tanto, el mundo del chocolate cambiará radicalmente. Ya fabricantes de chocolatería fina están dejando de hacer chocolates de cobertura para postres, la calidad de toda la cadena de valor se verá afectada con productos de baja calidad, y esas tabletas de altos porcentajes con habas de categoría premium, costarán 3 a 4 veces más.  El chocolate de calidad será un verdadero lujo, y a la larga, todo el cacao también.