Lass picanterías del Bajo Piura siguen ofreciendo los potajes como antaño.
Lass picanterías del Bajo Piura siguen ofreciendo los potajes como antaño.

Si usted quiere saborear un buen y principalemente en Catacaos al propio estilio de doña María Angélica Chiroque Sosa, lo puede hacer con una sazón a base de leña.

Llegar a la picantería llamada “El ñato Imán”, es grato saborear potajes preparados con cocinas de leña, que harán saborear las comidas con otra sazón y salir oliendo a humo, uso característico en las picanterias de antaño. Y a pesar que el tiempo no se detiene y a pesar de la modernidad avanza, aún se sigue usando la cocinas de leña, hechas de ladrinos y adobe en las casas donde las paredes y los orconoes están todos negros del humo que se impregna.

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BUENOS SABORES

Aquí en la picantería del “Ñato” Imán se puede hacer un alto en nuestras actividades para entregarnos a disfrutar del placer de comer unas cachemas fritas, un buen sudado de cabrillón o de un seco de chabelo, hechas bajo el fuego de una cocina de leña. Este espléndido lugar se pude saciar también la espumante chicha de jora, hecha también en tinajones en cocina bajo tierra con fuego de leña y por supuesto también del consabido “cariñito” de la casa.

Doña María Angélica Chiroque Sosa con los dones y cualidades innatas que le ha dado la vida para cocinar exquisiteces nos dice, “cocinar con leña es algo que no debe de perderse, es algo ensoñador comer deliciosos manjares, que según dicen los que acuden acá, es algo mágico la sazón y muy diferente a otras, que hasta se chupan los dedos, y es que a barriga llena, corazón contento”, nos dice risueña.

A sus 65 años doña María sigue prendiendo la cocina a las 7 de la mañana, donde dos “rajas” o palos de leña se coloca en una armatoste de concreto y barro consistente, para soportar el peso de las ollas y peroles. “Llevó años cocinado en estas cocinas, desde tiempos antiguos cuando mi madre y mi abuela me enseñaron el arte de las comidas criollas, mayormente con leña de árboles, o a veces con chamizas, los cuales los consigue mi esposo Eusebio en el campo”, señala, la cocinera.

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COCINA ARTESANAL

En esta cocina, se puede preparar el agua para el desayuno, alimentos para los niños, pero sobre todo para los potajes de los clientes que ya conocen de la sazón y que llegan desde otros lugares. “Con cuatro palos de leña tenemos para atender todo el día a los comensales,. En la cocina se colocan los palos, luego se enciende el fuego y hay que soplar por 10 minutos con la tapa de una olla, abánico o un cartón, hasta que levante fuego y esté la brasa roja, mientras el humo invade el ambiente”, explica doña María.

También refiere, “A mucha gente le gusta el ambiente. Además del sabor les gusta salir con la ropa impregnada oliendo a humo, fijese que hasta los que llegan de Piura, buscan espacio cerca de la cocina, para oler el humo y estar cerca de las ollas”. En la cocina se turnan además de doña Angélica, su hija Orfelinda y su nuera Gaby, mientras su esposo y su hijo Wilmer son los encargados de atender a los visitantes.